La tercera jornada del Masters no se ha podido completar este sábado. Las malas predicciones meteorológicas se han confirmado, ha caído agua a mansalva y el recorrido no ha aguantado. Ni siquiera Augusta National. Mucho se ha jugado. En cualquier otro campo se habría parado antes.
El juego se ha detenido a las 21.15, hora peninsular española, con el partido estelar formado por Brooks Koepka, Jon Rahm y Sam Bennett en el green del hoyo 7. Da la sensación de que han sido ellos, de hecho, los que han invitado a parar. El green era una auténtica piscina y, pese al trabajo ingente de los operarios retirando agua, parecía imposible patear. Se han reunido los tres y han explicado al árbitro que aquello no había por dónde cogerlo. Segundos después se hacía oficial la suspensión hasta el domingo.
Manda Koepka (-13) con cuatro golpes de ventaja sobre Rahm y siete sobre Bennett. A ocho están Cantlay, Fitzpatrick, Morikawa y Hovland y completan el top 10, a nueve del líder, Rose, Day, Niemann, Young, Henley y Mickelson. Parece difícil pensar ahora mismo en un ganador que no salga de la dupla Koepka y Rahm. Nunca se sabe, pero la distancia con los demás es gigantesca.
Lo cierto es que Koepka los lleva a todos con la lengua fuera, incluido al propio Jon. Su nivel de efectividad en esos putts comprometidos de entre metro y medio y tres metros está siendo apabullante esta semana. Es como la gota china. Te va torturando hasta la asfixia. Lleva un bogey en 42 hoyos disputados y lo hizo en el 13 de la primera ronda. Hace un mundo.
Su plan está claro y, de momento, le sale al milímetro: sacar pares en todos los hoyos y aprovechar los pares 5. En los casi siete hoyos que ha jugado, más del manual: birdie en el 2 con un putt de poco más de dos metros y cinco pares, algunos de enorme mérito como en el hoyo 4 desde el búnker.
Rahm salió a jugar la tercera ronda a dos golpes de Koepka y ahora está a cuatro. Es obvio que los primeros hoyos no han sido favorables para el español, aunque realmente hay más mérito de Koepka que demérito del vizcaíno. El único tiro que ha fallado y le ha costado el bogey ha sido el 4. Ha ido a una de esas zonas rojas donde no debes fallar porque la recuperación es complicadísima. Después, ha venido el bogey del 5, inesperado, con un tripateo, fallando uno corto de menos de dos metros. Sin embargo, en el 2 ha pateado para eagle, en el 1 ha salvado un gran par y en el 3 y en el 6 ha pateado también para birdie. No es malo el balance. Sólo lo hace un poco más feo lo bien que marcha el líder.
Sea como fuere, el bocinazo de suspensión de la jornada hasta el domingo ha llegado justo cuando Jon se ha construido uno de esos momentos que pueden servir de punto de inflexión. Ha jugado un hoyo 7 de libro y se ha dejado un putt de birdie de menos de tres metros. Mientras, Koepka ha fallado por mucho la salida, ha tenido que pegar un golpe por bajo y desde el búnker se ha dejado un putt de par de unos tres metros y medio. Ahí tenemos dos golpes que pueden llevar el duelo de nuevo a tablas en un visto y no visto.
No deja de ser curioso que la suspensión se haya decretado en el mismo punto que estaba Jon ayer cuando se paró el juego por primera vez. También era el green del 7 y también tiene un putt clave, aunque en aquel caso era para par. Firmamos ahora mismo con sangre que acabe igual. El viernes lo metió.
Lo cierto es que Rahm está tranquilo. Anda seguro con su golf. Todas las parcelas del juego andan bien engrasadas y se está acercando a ese objetivo que tenía marcado en rojo: llegar a los últimos nueve hoyos del domingo con opciones de victoria. Por lo pronto, ha conseguido llegar a los 30 últimos metido de lleno en la batalla. Mañana se escribirá un nuevo capítulo.
