Rayos y truenos. Lluvia. Frío. Cuerpos ateridos. No digo yo que haya sido cosa de Alá y mejor dejar la religión a un lado porque esto sólo es deporte. Pero la mañana de sábado en Augusta ha sido de turbante (y brasero). Con tantos trajines y sopapos entre los socios del PGA y DP World Tour con LIV Golf, resulta que Greg Norman, hombre fuerte de la gira rebelde, debe estar levitando. Manda en el Masters tras 36 hoyos Brooks Koepka, estrella de la liga pergeñada en el Golfo Pérsico, con dos golpes de renta con Jon Rahm (al vasco se encomiendan los circuitos tradicionales). De los 18 golfistas subversivos que se plantaron en el tee del 1, una docena ha pasado el corte (Koepka, Reed, Mickelson, Niemann, Cameron Smith, Varner III, Ancer, Pereira, Gooch, Pieters, Dustin Johnson y Schwartzel; Sergio García se marchó a Texas).
Hay más señales del mal de ojo saudí a Fred Ridley, presidente del Augusta National: superaron la criba un total de 54 jugadores; es decir, la constreñida tercera ronda pudo haberse disputado con salidas simultáneas por todos los hoyos, pues 18 banderas por tres golfistas en cada partido da 54. El shotgun, que así se llama que todos empiecen a la misma hora sus rondas, es utilizado por LIV Golf. Todos son guiños, madre del amor hermoso.
Mientras Rahm y (parte de la) compañía se pelaban para acabar la segunda ronda, servidor daba buena cuenta de los manjares de la tierra: calderillo, mollejas, tostón (cochinillo), paletilla de cordero, vino blanco y también tinto… Mal día para ponerse a dieta. Entre plato y plato, pregunto a mis primos salmantinos si saben que el Masters se está jugando. Algo les suena del telediario… por los pinos que casi desgracian ayer a algunos aficionados. Bad news is good news, me digo en clave periodística. Rematamos con unas natillas y unos tocinos de cielo, pero el gintónic caerá en otra ocasión. Me voy pitando a ver si Rahm canta bajo la lluvia y recorta golpes a Koepka o tiene el driver y el putter empapados y sin fuelle. Celebro el birdie del 17 y empujo desde casa para que caiga la bola en el 18, pero se va para atrás. Bogey. Seamos positivos: a dos y con 36 hoyos por jugar si amaina la tempestad.
Dos ganadores del Masters, Hideki Matsuyama (+3 en dos hoyos) y Dustin Johnson (+4 en otros dos), abren la tercera vuelta con ganas de guarecerse en la casa club, mientras Justin Rose, apuesta del analista de Ten Golf Jorge Campillo, que sabe de lo que habla, hace birdies al 1 y al 2. Ojo con el inglés. Patrick Cantlay, jugador al que Dios no le otorgó la virtud de la alegría ni de la premura, arranca como un tiro: -3 en cuatro banderas. Es la hora de Koepka, Rahm y el amateur Sam Bennett. Justo cuando sale el español, aporrea la puerta de casa mi amigo Marcos Cabezas, colchonero y residente en Navalmoral de la Mata. «A las nueve te recojo para tomar unos pinchos», me dice. «Ehhh”, vacilo. «Estoy viendo el Masters a esa hora», afirma con voz entrecortada. «Para maestros, Simeone. En un rato vuelvo», zanja. Igual no le abro, pienso, pero es capaz de reventar la entrada con la aldaba. Son las 19.06. Rahm sale ya. Mañana les cuento dónde acabé…
