Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2014 Jiménez siente que se le ha escapado

Jiménez siente que se le ha escapado

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Miguel Ángel Jiménez ha acabado cuarto el Masters de Augusta, el mejor resultado de su carrera, el tercero mejor en un major (2º en el US Open del 2000 y 3º en el British de 2001), a sólo tres golpes del ganador y peleando por hacer birdie hasta el último hoyo del torneo. Sin embargo, su sabor de boca final era agrio. Busquen la explicación en su extraordinario carácter competitivo. Sí, hay que insistir, tiene 50 años.

“Es la vez que más cerca me he visto de ganar un grande y acabar cuarto te deja un sabor regular. Si te dicen que de aquí al final de tu carrera vas a acabar cuarto en todos los torneos igual lo firmas, pero cuando estás aquí y ves las opciones… es duro. Tengo 20 victorias en el circuito europeo y lo que me gustaría es rematar con un major. No sé lo que significa ganar un grande y me encantaría experimentar esa sensación”, explica.

Jiménez se abrió de par en par después de una más que notable vuelta final de 71 golpes, para un total de -4, a cuatro de Bubba Watson. Rebuscó rápidamente en su libro de notas y soltó a borbotones las razones por las que piensa que la chaqueta verde está sobre los hombros de Bubba y no sobre los suyos. “La explicación está en los 76 golpes del viernes, está claro, esa ansiedad por buscar los birdies, por atacar las banderas, me hizo mucho daño. Y hoy ha estado muy frío el putt en los primeros nueve hoyos. He tenido buenas oportunidades, pero no han querido entrar, me he dejado muchos putts por el campo y me da rabia, aunque sé que al final tengo que estar satisfecho y feliz por lo que he conseguido”, afirma.

Jiménez, en cualquier caso, se marcha de Augusta también con una sonrisa en la boca. Tiene motivos más que sobrados. De momento, ya tiene plaza en el Masters del año que viene, con 51 años, algo impresionante, prácticamente sólo al alcance de los que han ganado alguna vez la chaqueta verde, ya que obtienen la invitación de por vida. Además, no hay que olvidar que hace quince meses acababa de pasar por el quirófano para operarse de una delicada lesión. “Nada más caerme esquiando y al poco de operarme nadie daba un duro por mí, ni yo tampoco, pero cuando vi que no dolía y con lo cabezón que soy, me di cuenta de que sólo era cuestión de trabajar duro y en eso no hay problema. Estoy satisfecho por estar aquí, en esta situación, y ojalá sea un espejo para otras personas que se encuentran con dificultades, que vean que se puede salir. Creo que he estado a la altura de las circunstancias”, remata. Y más allá, Miguel, más allá.