Rafa Cabrera Bello trata a marchas forzadas de encontrar el equilibrio emocional necesario para afrontar el Masters de Augusta con garantías. Nadie le va a quitar al canario el derecho, y casi la obligación, de disfrutar de cada segundo que pase en el Augusta National. Lo tiene más que merecido. Su fabuloso arranque de temporada le ha permitido hacer realidad el sueño que tenía desde que agarró por primera vez un palo de golf. Dicho esto: Que nadie piense que Rafa ha venido a Augusta de turismo. Hay emoción, mucha, pero también hay profesión. Ganas de disfrutar, obvio, pero también ganas de hacerlo bien. Fotos sí, pero las justas.
Rafa jugó nueve hoyos el lunes nada más aterrizar de un domingo de vértigo en Houston. Fue su primer contacto con Augusta. «Estoy impresionado. Has oído y visto por la televisión muchas cosas sobre este campo, pero hasta que no lo vives en directo, no es lo mismo. Siempre te dicen que todo está perfecto, pero es que realmente está perfecto… perfecto, perfecto», insiste con una sonrisa de oreja a oreja». Pero añade: «Estoy disfrutando, pero que nadie piense que salgo al campo a ver florecitas, no. Estoy muy metido, planificando, estudiando cuál es la mejor estrategia para jugar aquí. Está claro que soy inexperto y cometeré más errores que otros, pero quiero hacerlo bien. Estoy jugando muy bien y quiero aprovechar el momento. No renuncio a nada. Sé que es un campo difícil, con truco, que cuanto más lo juegas mejor lo entiendes, pero también pienso que si se juega de manera inteligente se le puede hacer un buen resultado», asegura. En este sentido, Rafa no renuncia a nada. «Vengo a jugar mi golf y si consigo jugar bien por qué no voy a tener mis opciones», señala.
Cabrera Bello trata de empaparse de cada rincón de Augusta a contrarreloj. Tiene pendiente una conversación con Olazábal y hoy ha jugado nueve hoyos con Mike Weir, ganador de la Chaqueta Verde en 2003. «Me ha ayudado muchísimo. Ha estado pendiente y me ha contado muchas cosas útiles, sobre todo respecto a los greenes y alrededores. He comprobado de primera mano que, efectivamente, hay muchas veces que es mejor estar fuera de green por el lado bueno que en green por el lado malo», asegura.
Hoy ha jugado por primera vez el hoyo 12 y ha salido muy bien parado. «Sí que se ve estrecho desde el tee, muy estrecho, pero no me quejo. He pegado un hierro 9 y la he dejado en green», señala. Seguramente, lo firma para los cuatro días del torneo, aunque Rafa llega en tan buen momento de forma que no se pone ningún objetivo. «Ya veremos hasta dónde llego. Entre mi buen juego y mi inexperiencia en Augusta a ver para qué da. Si es solo para pasar el corte, pues eso será. Pero no me pongo ningún límite ahora mismo», asegura.
Que nadie le quite la ilusión a Rafa de disfrutar del Masters… y mucho menos de hacerlo bien esta semana. Pues eso, que sí, que Rafa viaja en una nube, pero sin despegar de la tierra.