Rafa Cabrera Bello (+1) ha empezado el Masters de Augusta con un resultado de 73 golpes. Demasiado castigo en el tramo final para una vuelta que mereció mucho más. Es una constante en el golf del jugador canario en los últimos torneos. Se mantiene bien, pega muy buenos golpes, despliega un juego poderoso por momentos, pero siempre hay instantes cruciales en la ronda que le dan la espalda y le penalizan mucho.
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Su vuelta inicial ha sido una montaña rusa. Ha hecho cinco birdies, cuatro bogeys y un doble bogey. Su arranque ha sido inmaculado, con tres birdies en los primeros cuatro hoyos, jugando un golf de muchos kilates, pegando golpes excepcionales en el 1, 3 y 4… Poco después le venían dos bogeys que pueden entrar en cualquier guión en los hoyos 5 y 7, pero se reponía de maravilla con dos birdies más en los hoyos 12 y 13. Estaba jugando bien y se metía arriba en la pelea por todo.
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Sin embargo, un bogey en el hoyo 14 y, sobre todo, un doble bogey en el 15 tras mandar su tercer golpe al agua, lo castigaba con dureza. Remataba la faena con otro bogey en el 17. Le ha costado un mundo recuperar en el día de hoy y casi cada green fallado le ha costado una mancha en la tarjeta. Debía haber terminado cómodamente bajo par, pero cuando un golfista se encuentra en esas dinámicas en las que parece que está el tío del mazo aguardando en cada esquina se hace muy complicado.
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La buena noticia es que el golf de Rafa está muy por encima de lo que demuestra el resultado de hoy. Ha pegado golpes de mucha calidad. Sólo le falta evitar los errores o, al menos, conseguir que los errores no le penalicen tanto. Entre el viernes y el sábado, ya que mañana no acabará la segunda ronda, tendrá que pelear duro y fajarse para pasar el corte.
