Jon Rahm (PAR) no ha dejado de buscar la manera de arrimarse un poco más a los puestos de cabeza durante toda la segunda jornada del Masters, pero se ha quedado uno o dos pasos corto con esa tarjeta final de 72 golpes. El mismo resultado que el jueves, sí, pero con peor sabor de boca, ya que las condiciones de juego eran hoy sensiblemente menos complicadas.
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El de Barrika no ha perdido el hilo del torneo, ni mucho menos, porque está a siete golpes de Justin Rose (-7), el líder, y quedan 36 hoyos por delante para maniobrar. Pero mientras otros candidatos ya han echado a volar con decisión, sacando provecho a unos greenes más manejables, él no termina de despegar. Es una cuestión de pequeños detalles: ese putt de birdie de metro ochenta en el hoyo 2, para encauzar pronto el día, que no entraba, o ese otro cortito que erraba en el 10 para salvar un par. Y también es una cuestión de momentos cruciales que no caen de tu lado: esa bola al agua de segundo tiro en el hoyo 15 después de haber pegado una gran salida en el último par 5 del Augusta National… A unos 182 metros de la bandera y probablemente entre palos, Jon se la jugaba con el más apretado en busca de una opción de eagle, pero esa bola se quedaba dos metros corta de vuelo.
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Cualquiera sabe qué campo se van a encontrar mañana los jugadores, porque los tejemanejes de los rectores del Augusta National de momento se salen de cualquier estándar más o menos previsible, bien porque se les había ido la mano con los greenes en los días previos al inicio del torneo y han tenido que dar marcha atrás abruptamente, bien porque sencillamente entraba en sus planes presentar dos caras tan dispares: once resultados por debajo del par el jueves, frente a los cuarenta del viernes. A Jon poco o nada debe importarle, pues de igual manera está obligado a sacarle brillo a la corneta esta noche. Necesita una carga brillante y sostenida para meterse de verdad en la pomada y en las quinielas.
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Necesita juntarlo todo, como suele decirse, porque hasta el momento no ha terminado de hilvanar de verdad una serie potente de buenos tiros, de opciones claras y de putts certeros de media distancia. Tampoco ha encontrado ese momento-bonus, y mira que lo ha rondado, por ejemplo con sendos putts de eagle en los hoyos 8 y 13, especialmente este segundo; o esa sacada de bunker en el 7 que por el mismo precio podía haber entrado. ¿Es mucho pedir eso de juntarlo todo en el momento preciso y con el margen de maniobra más bien escaso? Seguramente. Pero a estas alturas ya se trata de un requisito indispensable si de verdad quiere Rahm llegar con opciones a ese último tercio de vuelta del domingo. Por otro lado, la sensación que desprende el juego y la compostura del joven vasco llama al optimismo. Es como si sólo necesitara la chispa que encienda la mecha.
