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Masters de Augusta 2022 | Declaraciones de Scottie Scheffler

Cinco horas antes de salir a jugar la ronda de su vida Scheffler lloraba en la cama como un bebé

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Scottie Scheffler
Scottie Scheffler tras su triunfo en el Masters de Augusta 2022. © The MastersPicture Fran Caffrey / Golffile.ie All photo usage must carry mandatory copyright credit (© Golffile | Fran Caffrey)

Eran las nueve de la mañana y Scottie Scheffler lloraba como un bebé sentado en su cama. No sabía muy bien lo que le estaba pasando. Quedaban cinco horas para salir a jugar la ronda de su vida, la cuarta vuelta del Masters de Augusta, la jornada de golf que lo iba a coronar como campeón y parecía que toda la presión acumulada encontraba justo ahí una válvula de escape.

«Estaba muy estresado. No sabía qué hacer. Estaba sentado ahí diciéndole a Meredith (su mujer) que pensaba que no estaba listo para esto. No estoy preparado, le decía, no me siento preparado para este tipo de cosas. Me sentí abrumado», explicó el campeón en su comparecencia ante los medios de comunicación ya con la Chaqueta Verde sobre sus hombros. Había estallado…

En ese momento fue precisamente Meredith la que tomó los mandos de la situación. Lo hizo apoyándose en la profunda fe religiosa que comparten. «Ella me dijo: «¿Quién eres tú para decir que no estás preparado? ¿Quién soy yo para decir que sé lo que es mejor para mi vida? Y lo que hablamos es que Dios tiene el control y que el Señor me está guiando; y si hoy es mi momento, es mi momento. Y si no, pues pegaré 82 golpes. Fue una larga mañana. Muy larga», señaló.

Scottie Scheffler con su esposa Meredith tras ganar el Masters. © Golffile | Fran Caffrey
Scottie Scheffler con su esposa Meredith tras ganar el Masters. © Golffile | Fran Caffrey

El motivo de este momento de bajón es el valor que le da a ganar el Masters. «Soñaba con tener la oportunidad de jugar en este torneo de golf. De hecho, se me saltaron las lágrimas la primera vez que recibí la invitación por correo. Tuvimos la suerte de jugar aquí en la Universidad y me encanta este lugar. Me encanta este campo de golf. Si vas a elegir un torneo de golf para ganar, este sería el torneo que querría ganar. No sabes cuántas oportunidades así, con cinco golpes de ventaja el viernes, vas a tener. No quería desperdiciarlo», apuntó.

Scheffler se fue recuperando conforme pasó el tiempo. En el desayuno ya se encontraba mejor, pero no recuperó la paz total hasta que llegó al campo. Y es que no hay nada que le proporcione más tranquilidad a Scheffler que el campo de golf. «De verdad que me siento en paz cuando estoy en el campo de golf. Creo que lo más difícil de este proceso es cuando estás fuera del campo de golf. Cuando pegué en el tee del 1 y firmé mi primer par del día ya al fin me empecé a sentir cómodo», señaló.

Scheffler siempre soñó con ser golfista y ganar torneos. De hecho, no le importaba que sus amigos se burlaran de él cuando eran pequeños. «Yo usaba pantalones en Royal Oaks porque quería jugar al golf en el PGA Tour. Llevaba pantalones y una camisa con cuello a la escuela y se burlaban de mí; con razón. Siempre quise estar aquí, y nunca lo esperé. Nunca… ya sabes, nunca esperé estar sentado donde estoy ahora. No esperas que las cosas te lleguen. Sólo intentas hacer lo mejor que puedes con la mano que te toca. Nunca pensé que fuera tan bueno en golf, así que seguí practicando y trabajando duro, y eso es lo que voy a seguir haciendo», relató.

Scheffler tiene claro que la religión y Dios es de lo más importante en su vida. «Yo diría que sí. No tenemos el control de nuestras vidas. Mi fe afecta a todos los aspectos de mi vida, no sólo a lo que pasa en el campo de golf. El Señor me ha dado una habilidad y trato de usarla para su gloria. Fuera de eso, sólo estoy aquí tratando de hacerlo lo mejor posible», comentó.

En este sentido, Scheffler, que se declara amante de Bruce Springsteen y de la música country, insiste en que el golf no es lo más importante de su vida. «Todo eso se debe a mi fe. La razón por la que juego al golf es que intento dar gloria a Dios y a todo lo que ha hecho en mi vida. Así que para mí, mi identidad no la marca una tarjeta de golf. Si gano este torneo de golf hoy o si lo pierdo y nunca más gano otro torneo de golf todavía mi mujer va a amarme, todavía voy a ser la misma persona, Jesús nos ama y nada cambia. Todo lo que estoy tratando de hacer es glorificar a Dios. La vida no se trata de un resultado de golf».