Scottie Scheffler se ha ganado a pulso llevar el manojo de llaves que abren y cierran las puertas del Masters a la gran mayoría de sus rivales. Si él se mantiene sólido este sábado sacará de la ecuación a muchísimos jugadores. Si no es así, yo diría que todos los jugadores que han pasado el corte aún podrían darse una oportunidad, puesto que ahora los últimos de la clasificación están a sólo siete golpes de la segunda posición, con 36 hoyos por jugar.
Un ejemplo gráfico, por ir a nombres concretos. ¿Pueden ganar todavía el Masters jugadores como Tiger, con su +1, o Rahm, Sergio y Rory, con su +2, estando como están a nueve y diez golpes del líder? Pues todo depende de que Scheffler les abra la puerta de la remontada, ni más ni menos.
Por desgracia yo no sé lo que es salir a jugar un Grande estrenando el Número Uno del mundo, pero cualquier jugador de golf de alta competición con un mínimo de trayectoria sí sabe lo que significa cargar con las expectativas. Bien porque vienes de ganar, o porque estás jugando muy bien y haciendo buenos resultados, o porque juegas delante de tu gente, el caso es que no es sencillo cargar con esa mochila. Así que impresiona mucho lo que está haciendo este chaval de 25 años.
También es verdad que a Scheffler apenas le ha dado tiempo a cargar hasta arriba la mochila, porque todo ha ocurrido muy rápido. No es el caso de ese jugador que lleva mucho tiempo incluido en la lista de claros aspirantes a ganar un Grande que aún no lo han conseguido, ni nadie lo incluía entre los claros favoritos a ganar este Masters hace apenas unas semanas. Este fin de semana, no obstante, va a ser una dura prueba para él en este sentido. Ahora ya no hay vuelta de hoja: todos los focos le apuntan a él. Todos esperan algo de él.
