Jon Rahm (+2) se ha metido en la pelea por ganar el Masters de Augusta con una tarjeta de 72 golpes en la segunda jornada. Necesitaba regresar tras un inicio a contrapié y lo ha hecho. La contradicción es que hoy ha jugado peor que ayer y ha hecho dos golpes menos. Es una de esas cosas que pasan en el Masters.
Ha jugado peor porque ha tenido un día muy complicado desde el tee. Ha cazado ocho calles, que no está mal, pero dos de ellas, la del 11 y la del 13, han sido después de rebotar contra un árbol. Así las cosas, en realidad ha pegado sólo seis golpes que iban a la calle, un balance muy pobre para un jugador de drive robusto como Jon.
Es lógico que Rahm tenga la sensación de que ha jugado peor porque no está acostumbrado a sufrir desde el tee, pero la realidad es que el golf se compone de muchas parcelas y hoy Jon ha hecho otras cosas muy bien. Por eso ha sacado una vuelta de par bajo unas condiciones muy difíciles. Cuando él ha entregado la tarjeta sólo seis jugadores habían ganado al campo.
Lo mejor que ha hecho hoy el jugador de Callway ha sido el juego corto y el putt. Ha metido uno muy bueno en el hoyo 1 para empezar, pero más allá del porcentaje de acierto lo más importante es que la bola le ha rodado mucho mejor que ayer y que ha vuelto a patear con mucha intención. Las que no entraban asustaban al hoyo, más allá de algún que otro error de lectura como en el 13 y el 18.
Su juego corto también ha estado muy engrasado. Ha firmado recuperaciones de mucho nivel, como en el 7, un approach que se ha quedado a media vuelta de caer en el hoyo para birdie, en el 11 y (casi) en el 18. Ese bogey final le ha dejado un sabor de boca amargo. Había fallado el drive por mucho por la derecha y se había metido en lo profundo del bosque. Sin embargo, ha conseguido sacarla a la calle y ha pegado un tercer golpe sublime. La bola se ha ido un poco más de la cuenta, más de lo que seguramente merecía y ha fallado el putt de par.
Es curioso lo que puede hacer un golpe, pero así es el golf. Nada duele o alegra más que el hoyo 18. Por eso, la sensación de Rahm al abandonar el campo esta tarde era de frustración. «Me jode, no lo puedo evitar, me jode acabar con bogey en el último después de un día de tanta lucha», confesaba.
En cualquier caso, Jon se ha metido en la pelea, tiene a tiro el liderato con 36 hoyos por delante. Acabada su vuelta la primera posición estaba en -3, compartida por Sungjae Im y Charl Schwartzel. El primer paso está dado. Ahora queda el segundo. Tiene que encontrar ese pegamento que una el juego largo del jueves con el juego corto del viernes. Si lo consigue, que nadie dude de que lo veremos peleando por la Chaqueta Verde este domingo.
