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Masters de Augusta 2022 | La experiencia del espectador

Una día de paradojas en el Augusta National

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Tiger Woods
Tiger Woods.

Lo primero que llama la atención un jueves en Augusta son las caras. Esos semblantes de los jugadores. Madre mía cómo cambia. Se afilan las mandíbulas, se tensa la mirada. Nada que ver con la relajación del miércoles, las bromas, los guiños… Empieza lo serio y te das cuenta. Es como si de repente los golfistas sólo vieran lo que tienen delante. Es muy llamativo.

Es nuestra primera ronda de golf oficial en Augusta y sí, efectivamente, corroboras todo lo que ves por la televisión. El campo es brutal. Tiene unas dimensiones que casi te abruman, es precioso, detalles aquí y allá, pero desde el punto de vista de la experiencia del espectador no diríamos que es increíble. O al menos, no está a la altura de lo que uno espera de un acontecimiento de este calibre.

Para no ser demasiado críticos, diríamos que hay cosas mejorables. Por ejemplo, bien por las tradiciones de Augusta, pero la contradicción es curiosa. Tienen toda la tecnología del mundo en el campo, que si sistemas de aspiración y secado de greenes, que si un puñados de máquinas por cada green, miles de sopladoras… Y al mismo tiempo, las pizarras son manuales, los partidos no llevan marcador, no puedes usar el móvil para seguir los resultados…

Nos da la sensación de que sólo decidieron quedarse anclados en el pasado en la experiencia del espectador… Y la verdad, se echa de menos algo más de información. Hay veces que cuesta un mundo saber cómo va el torneo o incluso el partido que estás siguiendo. No tiene mucho sentido. Lanzan una aplicación en la que habrán invertido un pastón y resulta que los que vienen al campo no la pueden usar… Paradojas.

Por otro lado, el campo es maravilloso, pero no es el mejor del mundo para seguir el juego. Es otra paradoja. Hay tees en los que llegas a estar a un metro de los jugadores. Es impresionante la cercanía, pero hay otros que tienes que ver a años luz de distancia… Como hay tanto árbol y las cuerdas están tan lejos de la calles, es muy difícil seguir una bola de tee a calle o de calle a green… Entre la falta de información y la dificultad para seguir el juego es muy complicado hacerse una idea de cómo ha jugado el golfista. Es curioso. Paradojas. Es el torneo en el que llaman ‘patrons’ a los espectadores, pero después la experiencia no es tan brutal. También, imaginamos, será cuestión de acostumbrarse a un torneo que tiene unas normas muy diferentes a lo que conocemos.

Por último, vaya maná lo de la tienda… He estado mirando artículos y se calcula que facturan por encima de los 50 millones de dólares en esta semana. Es bestial. Ves a aficionados que llevan bolsas donde fácil hay dos o tres mil dólares. Alucinante. Por cierto, el año pasado, con el aforo limitado, preveían facturar 200 millones de dólares en todos los conceptos (derechos de TV, merchandising, comida y bebida, entradas…). Tiren esa cifra bastante para arriba a la vista de la cantidad de público que hay este año

*Mikel Galdos es profesional de golf e Iñaki Mateo trabaja para Wilson en España. Ambos son amigos de Jon Rahm