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Masters de Augusta 2022 | Tiger Woods

Tiger Woods: una epopeya que da para 100 manuales de superviviencia

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Tiger Woods
Tiger Woods, después de pegar su golpe de salida en el hoyo 1 del Masters de Augusta. © The Masters

Tiger Woods ha vuelto. Lo hemos visto y lo hemos escuchado. Augusta ruge de nuevo. Desde el green del hoyo 18, donde José María Olazábal estaba terminando su vuelta, ha sido muy sencillo interpretar lo que estaba ocurriendo en el hoyo 6. Los indios pegaban la oreja al suelo para saber por dónde venía la caballería. Con Tiger, en el Masters, no hace falta. El ruido te arrasa.

El estallido lo dejaba bien claro. No había sido hoyo en uno, pero casi. Lo de público con Tiger Woods es como un relámpago cuando rasga el cielo. Genera parálisis, admiración y expectación. Algo ha pasado. Algo va a pasar. Lo mismo que los rugidos que lo acompañan. Es un idioma propio y muy fácil de aprender.

Nadie genera la expectación de Tiger Woods. Efectivamente, a la hora de su salida al campo no había colas en la tienda de merchandising de Augusta. Son los ‘milagros’ de Woods. Todo el mundo estaba alrededor del tee del 1. Se podían contar más de cuarenta filas de aficionados a la derecha y unas veinte a la izquierda. La gran mayoría no veía nada, pero daba igual. Lo importante era estar allí, sentirlo, oírlo, comentarlo con el de al lado y, por supuesto, contarlo a la vuelta a casa. Es el regreso del ídolo.

Los ‘milagros’ de Woods dan para cien manuales de superviviencia. Ha sido emocionante verlo jugar los 18 hoyos de Augusta tras el terrorífico accidente de febrero de 2021. Tras el destrozo brutal que se hizo en su pierna derecha. Ha podido. Lo ha hecho. Ha salido a jugar, ha completado los 18 hoyos y ha vuelto a sobrevivir. Es asombroso.

Y es que la primera ronda oficial de Tiger Woods desde el Masters de Augusta de noviembre de 2020, 508 días después, no ha sido un camino de rosas. Para nada. Poco se ha parecido a ese golf que tanto ha llamado la atención en sus vueltas de prácticas. La finura le ha durado seis hoyos. Porque sí, los primeros seis hoyos, han sido notables, con dos golpes excepcionales en el 5, el segundo, que mereció más premio que una dolorosa corbata tras el putt de birdie, y el citado del 6. En el resto fue salvando pares sin grandes dificultades.

Sin embargo, a partir del hoyo 7 han empezado los problemas. Se le han abierto varias vías de agua. Ha fallado el drive y le han entrado las dudas. Ha tenido que sacar del armario el mono de trabajo. Supervivencia. Una vez más. No sabemos qué es más emocionante si el Tiger superlativo o el Tiger gladiador. Hoy se le ha visto más en la segunda versión, cojeando, y ha sido un canto a la superación. Cien manuales de supervivencia.

Su despliegue de recuperaciones y putts comprometidos embocados ha sido sensacional. Ahí están su approach y putt en el 7, en el 9, en el 10 o en el 11. Cada uno de su padre y de su madre. Alguno con un toque fantástico con el wedge y otros, muchos, con un putt de categoría. Ahí se le podría haber ido la vuelta por el desagüe. Venía de hacer un bogey feo en el 8, con dos golpes seguidos malos, el tercero y el cuarto, y tocaba sufrir. Tiger lo hizo. Si alguien sabe sufrir es Tiger.

Augusta andaba adormilada tras la explosión del 6 y necesitaba carnaza. Woods, generoso, se la dio en el hoyo 13, con dos golpes fantásticos y un putt de eagle que se le escapaba. O en el 16, con un putt marca de la casa de nueve metros. Se celebró el birdie como si en el bar más concurrido de Estados Unidos hubiera entrado un tipo anunciando que invitaba a todos a una ronda. Con ese putt dejaba en el olvido el bogey del 14, de nuevo fallando la salida. Porque no, insistimos, hoy Tiger no ha estado brillante con su juego largo. Y no le ha hecho falta para acabar bajo par. Una más. Ya son 51 veces en las que ha ganado a Augusta… Ha sido su vuelta 91. Y hoy lo ha hecho con todo en contra, después de un año más sin competir, con la preparación justa, maltrecho y con unas condiciones complicadas. Ha cazado nueve greenes y ha hecho 71 golpes. No conseguía algo así desde 1998. De locos.

Hasta el hoyo 18 lo ha salvado con una recuperación estratosférica. Fallaba la salida muy por la izquierda y se dejaba un segundo tiro eterno de 300 yardas. Ha tenido suerte porque ha podido dropar por agua accidental y eso le ha permitido tener un golpe más claro, fuera de los árboles. Aún así, ha jugado a colocar, ha pegado un grandísimo tercer golpe y ha metido el putt de dos metros de par. Su imagen subiendo la calle del hoyo 18 apoyándose en el palo tras pegar el segundo golpe ha sido como la de un héroe de guerra a la vuelta del campo de batalla. Pura inspiración.

Tiger casi ha clavado su media de golpes en Augusta en los últimos 25 años. Es de 70,87 y hoy ha hecho 71. Es simplemente increíble si pensamos en todo lo que ha ocurrido en los últimos 25 años y que nadie ni siquiera sabía si iba a volver a competir hace poco más de cinco meses. Es el único y genuino superviviente.

Resultados en directo del Masters de Augusta 2022