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Masters de Augusta 2022 | Un giro que pudo cambiar la historia

Un contratiempo de última hora pudo cambiar la historia del Masters

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Scottie Scheffler
Scottie Scheffler. © The Masters

A nadie se le escapa que una de las claves de la victoria de Scottie Scheffler en el Masters de Augusta fue su despliegue en los greenes. Metió muchos putts y, sobre todo, se mostró casi infalible de tres metros hacia abajo. Fue un aspecto determinante de su juego que podría no haber sido igual de no ser por el ojo, la experiencia y el celo de un profesional de Titleist.

El protagonista de esta historia es Drew Page. Es el enlace de Titleist con los jugadores profesionales y cada semana se encarga de hacer una revisión a los palos de los golfistas para saber que todo está en su sitio. Este trabajo se realiza de manera más exhaustiva si cabe en la antesala del Masters.

Realmente es una tarea rutinaria que apenas lleva unos minutos, pero a Page se le encendió una alarma cuando metió el putter de Scottie Scheffler, nada menos, en la máquina que comprueba el ‘lie’ y el ‘loft’ del palo. Le daba unas cifras que no cuadraba. El palo que utiliza el Número 1 del mundo es el Scotty Timeless Tourtype GSS.

«No era algo pequeño. La desviación era de varios grados. Estaba muy desajustado», ha comentado Page a la publicación Golf.com.

No era un problema normal, ni menor, así que lo siguiente que hizo fue revisar la varilla. La miró por todos los lados, con mucho mimo, y acabó descubriendo una ligerísima abolladura que era casi imperceptible a simple vista. De hecho, según cómo le diera la luz a la varilla se podía ver o no.

El tema era delicado y Page decidió pedir una segunda opinión para estar seguro. Consultó con J.J. Wezenbeeck, su jefe de departamento, y rápidamente corroboró la primera versión. Había una abolladura en la varilla de origen desconocido.

Al descubrir el problema enviaron un mensaje a Scheffler para comunicarle lo que pasaba y pedirle autorización para sustituir la varilla dañada. El campeón del Masters dio luz verde, pero el contratiempo aún no se había resuelto. «Cambiar una varilla no es tan sencillo. No es fácil ajustar los pesos exactamente a lo que tenía el jugador», ha señalado.

Le cambiaron la varilla y el grip y Scheffler se puso a probarlo en el putting green. Aquí la clave son las sensaciones de los jugadores. No sería la primera vez que aunque todo sea igual, el golfista sienta algo distinto y se encuentre incómodo. Era miércoles y había cierta tensión.

Por suerte, Scheffler se encontró muy cómodo desde el primer minuto… sólo hay que ver cómo desenvolvió en los greenes. Quién sabe lo que hubiera pasado si Page no se hubiera dado cuenta del mínimo desperfecto. Tampoco sabremos nunca si Scheffler hubiera ganado con su antigua varilla… aunque hubiera estado perfecta. Detalles de una enorme victoria.