Woods y Jones: dos historias paralelas de intriga y emoción con 88 años de diferencia

¿Volverá a competir Tiger en este Masters 2022? Una pregunta casi idéntica, aunque en contextos diferentes y con un nombre distinto, se hacía el mundo del golf hace 88 años, buscando respuestas con la misma ilusión y expectación que hoy y, por supuesto, también con el Augusta National y el Masters como escenario del apasionante relato, aunque el torneo todavía no se llamara así…

¿Volverá a competir Bobby Jones? Esta era la gran pregunta del millón en 1934, más concretamente en los meses y semanas previas a la disputa de la primera edición de lo que entonces fue el ‘Augusta National Invitation Tournament’, rebautizado en 1939 con su actual nombre, The Masters.

Hay que ponerse en situación. Bobby Jones era prácticamente un semidiós del deporte estadounidense y anglosajón, con una leyenda única detrás. En apenas ocho años (1923-1930) había ganado, siendo amateur, tres veces el Open y cuatro el U. S. Open, además de reunir en ese mismo tiempo otros cinco títulos del U. S. Amateur y uno más del Open Amateur. Por si fuera poco, en 1930 le había echado el lazo al Grand Slam de entonces (The Open, U. S. Open, Open Amateur y U. S. Amateur), ganando los cuatro y acto seguido se había retirado del golf de alta competición a la temprana edad de 28 años.

Más antecedentes que conviene tener en cuenta. Tal y como se explica en un magnífico reportaje en GolfDigest, los dos cofundadores del Augusta National, Bobby Jones y Clifford Roberts, necesitaban con urgencia ingresos para levantar el club y mantenerlo, en una época muy complicada: los terrenos (Fruitland Nurseries se llamaba la finca…) fueron comprados en plena Gran Depresión y la búsqueda de inversores para el proyecto y de miembros del club se hacía muy complicada. Por ello, una vez abierto oficialmente el campo en enero de 1933, consideraron como audaz estrategia de marketing la opción de convertirse rápidamente en sede del US Open, incluso para la edición de 1934, pero la USGA no dio el visto bueno y pospuso la posibilidad. Ellos necesitaban hacer ruido y ganar prestigio con celeridad, así que de tal negativa de la USGA cristalizó enseguida la posibilidad de acoger ellos mismos un torneo, cursando invitaciones a los mejores jugadores, que no dudarían en acudir, dada la reputación y el carisma de Jones…

Se pusieron manos a la obra y Roberts siempre albergó la esperanza de que la cita, además, significase el regreso de Bobby a la competición, lo que la dotaría de un interés incomparable, después de tres y año y medio de ausencia de la alta competición. Sin embargo, Jones no lo tenía tan claro. O mejor dicho: de entrada se mostró contrario a participar, limitándose a una labor de anfitrión. Fue el propio Roberts, según confesaría él mismo años después, quien le dio la vuelta a este argumento para tratar de convencer a Bobby Jones: “¿cómo se puede ser un buen anfitrión con tus invitados si no los acompañas en el juego?”

Según puede recogerse en la hemeroteca de la época, realmente la posibilidad de que Bobby Jones reapareciese fue una de los grandes temas del momento en las redacciones deportivas, exactamente como ocurre hoy con Tiger. Se acercaba la fecha del torneo (se jugó del 22 al 25 de marzo de 1934) y no terminaba de esclarecerse la cuestión. Pero una noticia terminó de confirmar los planes de Jones, algo así como lo que está ocurriendo estos días en el caso del campeón de Cypress… Apareció en el Augusta Chronicle del 4 de marzo de 1934 y el título rezaba lo siguiente: ‘Bobby Jones cards a 65 to establish unofficial record at National’. En efecto, el 3 de marzo, tres semanas antes del inicio del torneo, Jones había hecho 65 golpes en el Augusta National. Es evidente que el gran campeón quería asegurarse de que su juego podía llegar en perfecto estado de revista, aunque finalmente no pasaría del puesto 13º en aquella primera edición. La misma semana del torneo, Jones hizo un 71 en la ronda de prácticas, así que su condición de favorito no hizo más que ganar enteros. Al fin y al cabo era Bobby Jones, jugaba en su campo y, según parecía, estaba haciendo vueltas por debajo del par…

Jones firmaba un 76 en la primera ronda, pero las crónicas mantenían la esperanza: en realidad su juego de tee a green había estado más que decente; el problema es que había sumado 35 putts en los greenes, tal y como especificaba el periodista O. B. Keeler, con toda seguridad el hombre que más vueltas de competición de Bobby Jones siguió in situ. Los titulares mantuvieron a Bobby como principal referencia hasta que el sábado, en la tercera jornada, se despedía casi de cualquier opción de victoria. Quiso el destino que aquello ocurriera precisamente el día en el que Bobby salió emparejado a jugar con Walter Hagen, uno de sus más enconados rivales… En aquella primera edición, por cierto, hubo tres tarjetas por debajo de los 70 golpes, tres sesentaynueves firmados por Craig Wood, Ed Dudley y Harold McSpaden que se quedaban muy lejos del reciente 65 de Jones…

Seguro que Bobby conocía bien la diferencia entre una abracadabrante ronda de entrenamiento y la competición pura y dura. Tiger también sabe que a partir del jueves nada será tan ‘sencillo’ como los nueve hoyos de púrpura y seda que ha jugado este domingo pasado. Sea como sea, en el momento en que el Tigre confirme su presencia también será llevado al altar de los favoritos. Como Jones en su día hace 88 años. Mitos y leyendas.