Jon Rahm ha cerrado la primera ronda del Masters como colíder junto a Viktor Hovland y Brooks Koepka después de entregar una sensacional tarjeta de 65 golpes. Pero para lograr este fantástico resultado, que le confirma como uno de los grandes favoritos al triunfo, el de Barrika tuvo que sobreponerse a un comienzo de torneo terrible, con un doble bogey en su primer hoyo del jueves en el Augusta National.
«La he cagado, ahora toca remontar», le dijo a su caddie en el tee del 2, tal y como reconocía el español tras su vuelta a los medios desplazados a Georgia, entre los que está Ten-Golf. Y para ello, no dudó en empezar a llenar su mente de pensamientos positivos y soluciones. «Si vas a hacer cuatro putts, mejor que sea en el primer hoyo para tener 71 por delante para recuperarte», se dijo Jon a sí mismo. «Y a partir de ahí, me concentré en que todos los golpes fueran buenos».
Comenzando por su drive desde el tee del 2, uno de los momentos clave de su ronda: «Llevé un poco de esa energía negativa de lo que había pasado en el green del 1 al golpe de salida en el 2 y le pegué unas diez yardas más de lo que suelo hacer. Y a partir de ahí, seguí con mi día. Pensé que había fallado la calle, pero encontrarla ahí, bien colocada, fue muy importante». Una reacción inmediata que Jon confirmó con dos birdies seguidos para volver a ponerse al par y con uno más al 7, el hoyo que le terminó de calmar.
«Siempre he dicho y se lo he comentado a Adam (su caddie) y a la gente que me pregunta por el Masters que si puedes pasar los primeros seis hoyos y poner la bola en la calle del 7 estando al par es un buen comienzo. Es fácil hacer bogeys ahí y no es fácil hacer birdies. Así que si lo consigues y tienes un hierro corto en las manos, puedes comenzar de nuevo tu ronda. Y es lo que pude hacer para aprovechar el resto del día», explicó. Además, Jon hizo birdie en el 7.
Como de costumbre, Rahm echó la vista atrás para recordar una de las famosas frases de su ídolo: «Me acordé de la frase de Seve, creo que fue aquí en el Masters, cuando hizo cuatro putts y lo justificó así: ‘bueno, fallé, fallé, fallé y lo metí’. Y pasé al siguiente hoyo. Si vas a hacer un doble bogey, al final es mucho mejor hacerlo en el primer hoyo del torneo teniendo muchos por delante para compensarlo».
«¿Ahora soy el favorito para ganar? Vaya, ayer era el tercero», bromeó Jon, antes de ‘echarla al suelo’ diciendo: «He jugado muy bien este año, tal vez no en los últimos torneos, pero me siento con confianza y ojalá pueda seguir así. Pero sé que es el primer día y hay un largo camino por recorrer. Pero estoy feliz porque no esperaba que después de una gran madera 3 y un buen segundo golpe necesitara cuatro putts en el primer hoyo y pudiera superarlo para hacer nueve bajo par en los siguientes 17. Ha sido una manera estúpida de empezar», detalló.
Para el español, su drive desde el tee del 2 fue un golpe clave. Al igual que su tiro de aproximación en el 8, donde firmó su único eagle del día: «Le pegué un poco más bajo de lo que quería, pero en una línea perfecta y rodó hasta quedarse a un metro del hoyo. Fue un swing realmente bueno». En el 13, el 15 y el 16 llegaron tres birdies más, pero Jon apuntó al 18 como su mejor hoyo del día: «El 13 y el 15 fueron buenos, pero el 18 se lleva la palma. Fue un drive perfecto, un gran segundo golpe con un hierro 8 para dejar la bola a medio metro y birdie. Por lo general allí no se hacen birdies».
Por último, además de congratularse por haber jugado en un partido de nivel («Le dijo a Justin en el cuarto hoyo: ¿cuáles son las probabilidades de que entre los tres tengamos siete birdies en los tres primeros hoyos combinados? No suele pasar a menudo»), se alegró de haber arrancado tan bien el Masters porque «otros años no comencé bien y me tocó ir a contracorriente para intentar recuperar golpes durante la semana». Más aún con la incógnita de lo que pueda ocurrir mañana: «Ni siquiera sé si podré jugar por la tarde, hay previsión de tormentas eléctricas, así que hay interrogantes en el aire. Por eso estoy feliz de haber comenzado así, pero quedan tres días por jugar».