Miércoles. Última ronda de prácticas al Augusta National antes del pistoletazo de salida del Masters. Tony Finau pega su segundo golpe en el hoyo 15, par 5. Un hierro largo. Soberbio. Ovación seria del público. La deja a dos metros para eagle. La mete. Jon Rahm, su compañero de partido, no puede tirar a green. Está en calle, pero demasiado a la derecha, bloqueado por los árboles. Juega corto. De camino al green van hablando, se ríen, comentan, bromean, se alejan, se acercan, cuchichean… Todo muy distendido. Todo muy despreocupado. Tranquilo. No parece que queden menos de 24 horas para empezar la leña.
Salida en el hoyo 17. Par 4. Rahm la pone en el centro de la calle. Drivazo marca de la casa. Finau falla por la izquierda, toca contra la rama de un árbol y se mete dentro del bosque. Salen del tee juntos y van hablando, se ríen, comentan, bromean, se alejan, se acercan, cuchichean… Todo muy distendido. Todo muy despreocupado. Tranquilo. No parece que queden menos de 24 horas para empezar la leña.
Así es Finau. Transmite paz y calma. Lo mismo da que pegue el mejor golpe del día (ahí, ahí ha debido estar el del 15) o que se meta en un lío serio en el 17 (del que por cierto ha salido indemne con un golpazo brutal al draw desde la pinaza).
Estas dos escenas se ha producido con un margen de apenas 20 minutos. Esto es precisamente lo que buscaba Dave Phillips, entrenador de Jon Rahm y hombre de máxima confianza del golfista de Barrika cuando esta mañana le disuadía del primer plan que tenía diseñado el español para el miércoles. Su idea era jugar los últimos nueve hoyos de prácticas del Masters con Phil Mickelson. Phillips no lo veía y así se lo ha hecho saber.
La razón no crean que es una desavenencia de Phillips con Mickelson, ni por supuesto tiene nada que ver con LIV Golf. Todo lo contrario, se llevan muy bien y se conocen desde hace muchos años. Precisamente, por eso, estaba convencido de que no era la mejor pareja de baile para Rahm antes del torneo. ¿Por qué? Pues por la idiosincrasia de Phil. El de San Diego es incapaz de jugar una vuelta de prácticas relajado, sin competir y sin que haya alguna apuesta de por medio.
A pocas horas de que arranque el Masters, toda reserva de energía y adrenalina vale su peso en oro. Quedan cuatro días muy duros por delante, y mucho más con la lluvia, viento y frío que anuncia el parte meteorológico. Toca guardar lo que se pueda. Así lo entiende Philips y así se lo ha hecho saber a Jon. El de Barrika ha aceptado el consejo y ha cambiado su planes.
Ha jugado los nueve segundos hoyos con Finau, los dos solos, y ha vuelto a mostrar un soberbio juego de tee a green. El juego está impoluto. Veremos qué ocurre cuando empiece la acción. Por cierto, en el 16 han vuelto a hacer el golpe sobre el lago y Jon, especialista donde los haya después de embocarla hace unos años, la ha vuelto a dejar en el green. Relax, diversión y calma. La adrenalina, para mañana.