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Rahm explica con detalle su golpe del 14 y cuenta lo que hizo entre la tercera y la cuarta ronda

El golpe para la historia del 14 y la muda entre la tercera y cuarta ronda

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Jon Rahm - Masters de Augusta
Jon Rahm pega el golpe de salida en el hoyo 12 el domingo.

Jon Rahm aún alucina con la poca trascendencia que, a su juicio, se le ha dado al segundo golpe que pegó en el hoyo 14 el domingo, el tiro con el que sin duda terminó por sentenciar el Masters de Augusta. Este martes, en su comparecencia antes los medios españoles recordando su enorme victoria, se ha recreado en el golpe, ha explicado por qué era tan difícil y ha dejado claro que el hierro 8, el palo ejecutor, se quedará para siempre en el museo de Augusta.

Hay una tradición que se repite cada año en el Masters. Todos los campeones ceden al Augusta National el palo que entienden que fue más significativo para lograr su victoria. Puede ser aquel con el que lograron el golpe que terminó por definir su triunfo, o quizá el que durante la semana más confianza y consistencia le ofreció. Scottie Scheffler, por ejemplo, entregó el año pasado el wedge de 60 grados. Pues bien, Rahm lo tiene claro. «Aún no me han pedido nada, pero me han dicho que es lo habitual. Vamos, no hay duda, si tengo que dejar un palo será el hierro 8 que pegué en el hoyo 14, el segundo golpe. No entiendo todavía lo poco que se comenta ese golpe», asegura con cierta rabia.

No hay más que hablar. Le pedimos a Jon que explique con pelos y señales el golpe, que se recree y nos cuente a todos por qué es un tiro tan especial, más allá de lo que pueden ver los espectadores. «La bola estaba en el semi rough, una superficie que no es la mejor, precisamente, para dar efecto a la bola. Desde ahí, hay muchas opciones de que la bola salga directa a la izquierda, como un misil, no abra y termine en casa Dios a la izquierda de green. Tenía 128 metros a la bandera y necesitaba abrir la bola entre cinco y diez metros. Tenía que salir baja y ya por la izquierda para evitar unas ramas que tenía delante y después tenía que abrir justo antes de otro árbol que había a la izquierda de la calle… Lo único que tenía a favor era el viento, que venía de la izquierda y me ayudaba. Sabía que si me quedaba corto y no alcanzaba el green, tenía bastantes opciones de sacar el par. Pero salió un golpe increíble. No pretendía dejarla a un metro de la bandera, me hubiera conformado con cualquier cosa en green, pero ese tiro fue espectacular», explica.

Más allá del tiro del 14, si Jon tuviera que elegir sus otros tres mejores golpes del domingo del Masters, tampoco duda. «El golpe de salida en el hoyo 12, que picó a dos palmos exactos de donde quería pegarle, la salida del 13, para aquellos que dice que no sé pegar un draw y el golpe de salida del 17, una salida muy estrecha que puse en el centro de la calle después de que Koepka fallara por la izquierda. En esos tres golpes se ve que estaba muy cómodo. Incluso el hierro 6 del hoyo 16 también estuvo muy bien. No sé si se puede decir que me sentía invencible, ya que Koepka podía perfectamente hacer tres birdies en cualquier momento pero sí dictan la enorme confianza que sentí el domingo, muy cerca de sentirme casi invencible», argumenta.

Por último, Jon ha contado a los medios españoles lo que hizo entre la tercera y cuarta ronda. Recuerden que jugaron 30 hoyos por la suspensión del sábado, por lo que completaron la tercera ronda el domingo por la mañana, pararon y después jugaron la cuarta. Un instante también muy especial. «Fueron dos horas y media, así que tuve bastante tiempo. Lo primero que hice fue comer y después me tumbé un buen rato en la camilla de los fisios porque es un sitio muy cómodo y estuve viendo golf. Cuando llegó la hora de activarse, lo primero que hice fue ducharme y cambiarme de ropa, no sólo de polo, sino también de calcetines y ropa interior. Fue una manera de refrescarme, de romper entre una ronda y otra, de decir ahora empieza otra vuelta. Calenté un poco y me fui al putting green. Hice el mismo ejercicio de siempre. Colocó 12 tees en cuatro posiciones distintas alrededor del hoyo, a 3, 4 y 5 pies. Los metí todos, algo que es bastante normal salvo que los putts tengan mucha caída», señala.

Después de eso salió al campo y ganó el Masters de Augusta… Hizo historia.