La gestión del público en el acceso al hoyo 18 para acompañar a Phil Mickelson en su paseo triunfal tras pegar el segundo golpe en el hoyo 18 se pudo y se debió realizar de otra manera. A la PGA de América se le fue el asunto de las manos y Phil Mickelson y Brooks Koepka, así como sus caddies, terminaron engullidos por una masa festiva y alegre que anhelaba caminar junto a sus ídolos y hasta tocarlos.
Mickelson escribe una de las páginas más bellas de la historia del deporte
La policía no tuvo más remedio que intervenir para rescatar a los protagonistas pero, como es lógico, por el camino cayó algún golpe, manotazo y empujón. Eran muchos aficionados y eso no hay quien los controle salvo con la ayuda de una cuerda, inexistente ayer. Hubo algún momento de agobio, pero de ahí a la rajada de Brooks Koepka después del torneo media un trecho.
La impresionante lista de récords de Mickelson llega hasta al Viejo Morris
El golfista de Florida, segundo clasificado del PGA Championship empatado con Louis Oosthuizen y a dos golpes de Phil Mickelson, señaló que temió por su rodilla operada y dejó entrever que alguien, sin precisar mucho más, trató de golpearle la articulación de una manera intencionada. Lo dejó caer. «Sí, lo del hoyo 18 habría sido genial si no tuviera una lesión de rodilla. Me lleve varios golpes en la rodilla en medio de la multitud porque a nadie le importaba una mierda lo que estaba pasando. Sí, fue genial para Phil. Pero ser golpeado varias veces no es exactamente mi idea de la diversión. Yo traté de proteger mi rodilla. Creo que hay muchos que realmente no entienden de qué va esto hasta que realmente no estás saliendo de una cirugía cómo yo. Cuando estás en plena rehabilitación y hay cinco personas esperando tu rodilla, es inevitable ponerse un poco nervioso. Me dio la sensación de que alguien intentó golpear mi rodilla, no sé con qué intención, pero fue así. Me tendré que poner hielo. Ahora me siento como una mierda», apostilló.
La felicitación con mensaje de Tiger Woods a Phil Mickelson
Le preguntaron directamente a Koepka si estaba diciendo que algunos aficionados trataron de agredirle en la rodilla operada de manera intencionada y el campeón de cuatro Grande no lo descartó. «No lo sé, me golpearon varias veces. Rickie (su caddie) se quedó atascado por la gente y se detuvo involuntariamente porque le golpearon en la cara y luego golpearon en la bolsa de palos. Lo pararon muy rápido. No puedo decir lo que hicieron ni con quién intención, no lo sé porque había mucha gente», añadió.
Con Jon Rahm jamás acaba el combate hasta que suena la campana
Aquello se gestionó mal y hasta es lógico que Koepka lo pasara mal en algún momento si se vio en mitad de la multitud con escasa o nula protección, ya que los policías se centraron sobre todo en rescatar a Mickelson. Sus críticas se entienden, pero seguramente no era ni el momento ni el lugar para hacerlas. «Si digo lo que realmente pienso me van a multar, aunque me da igual, si tienen que hacerlo, que lo hagan», remató convencido. En cierto modo, enturbió la histórica victoria de Mickelson.
Rahm pide perdón y medita un cambio de putter
Tampoco estuvo precisamente elegante al analizar la última jornada. «El tramo de los hoyos 6 al 13 estaba muy difícil, especialmente para los que jugamos a diestras por el viento en contra de la izquierda. Creo que esa situación se adaptaba mejor a Mickelson y además él jugó muy bien esos hoyos. Ahí se decidió el torneo y a mí faltó patear mucho mejor para tener opciones de ganar. Pateando así los dos últimos días no se puede aspirar a ganar un torneo», sentenció.
La genialidad que encarriló la victoria de Mickelson en el PGA Championship
Por mucho que pueda tener razón en que el viento pudo influir y que, efectivamente, es menos incómodo para un golfista que juega a zurdas, tampoco era el momento ni el lugar para hacer un comentario de ese tipo. En cierto modo, resta méritos y ensucia una victoria histórica como la de Mickelson. Eso sí, al hablar de él sí se mostró más cordial. «Estoy súper feliz por Mickelson, Amy y Tim, me alegro mucho por ellos. Su triunfo da esperanza de que se puede jugar y ganar hasta los 50 años, aunque después hay que hacerlo como él lo ha hecho. Todo el crédito para él porque fue muy chulo ver lo que consiguió».
Mickelson recibe el trofeo Wanamaker como ganador del PGA Championship
