Adri Arnaus (+2) ha comenzado el PGA Championship con una vuelta de 72 golpes. No es un mal resultado y el análisis frío de la situación no debe ser negativo, pero en caliente lo lógico es que lo sucedido hoy en Southern Hills escueza lo suyo.
Arnaus ha jugado mucho mejor de lo que indica el guarismo final de su tarjeta. Su golf y su actitud han merecido mucho más, pero ya sabemos cómo se las gasta este deporte. Hoy ha castigado en exceso al de Moià.
Adri comenzaba su primer PGA Championship con una de esas descargas eléctricas que te pueden dejar turulato. Arrancó por el 10 y en el hoyo 11 cometió un doble bogey doloroso y cruel. Falló el green, pero su recuperación fue buenísima. Ejecutó un chip de mucha calidad, contra el frente del green y la dejó a un metro. Desde ahí, tres putts.
Pónganse en situación. Su primer PGA y cortocircuito de mil voltios nada más empezar. No es fácil superar algo así y Adri lo ha hecho con maestría. El doble bogey ha dolido, pero lo ha dejado atrás en el minuto uno. A partir de ahí ha jugado un gran golf. Se ha ido dejando opciones de birdie que no terminaban de caer.
Han sido muy claras las del 13 y 14, pero el putt no ha entrado. En el 16 sí conseguía aprovechar un drive mayúsculo que ha dejado con la boca abierta al personal de Southern Hills. El voluntario ubicado en ese hoyo para marcar las bolas no daba crédito a dónde la había puesto el español y realizó varias bromas con el público que estaba siguiendo el partido. Su segundo tiro fue muy bueno, al sitio, y gran putt de seis metros.
Tuvo otra opción de birdie muy buena en el 17 y salvó el par en el 18 de una manera clínica, con dos buenos putts tras un segundo tiro muy complejo desde el rough. Sin hacer sangre con las cuentas de la lechera, Adri acabó los nueve hoyo con un parcial de +1 y perfectamente podía ir dos o tres bajo. Su juego había dado de sobra para eso.
Siguió a lo suyo, con una actitud sensacional. El viento comenzó a picar, pero no alteró al flamante campeón del Catalunya Championship. Salvó dos pares muy buenos en los hoyos 1 y 4 y consiguió dos birdies de fábula en el 5 y 6. Se ponía bajo par. Donde hacía tiempo se había merecido, mirando arriba en la clasificación, metido de lleno en el top ten.
El final de su vuelta fue otra descarga eléctrica. Sus bogeys en los hoyos 7 y 8 vinieron precedidos de dos salidas falladas, se pueden asumir, pero el que dolió de verdad fue el del 9, tripateando de nuevo, aunque en esta ocasión desde unos nueve metros. Se le escapó un putt de par de metros y medio. Así, resultado final de +2, que no es malo pero escuece. Hoy el PGA ha sido cruel con Adri, pero mañana se levantará de nuevo y cargará contra el campo con el plan que tiene diseñado y con la buena sensación de que sabe que le puede hacer resultado.
También jugó por la mañana Pablo Larrazábal (+7). Sus sensaciones son algo diferentes. Arrancó la vuelta de manera espectacular. Firmó un hoyo 1 de libro, con una gran salida y un segundo golpe estratosférico a un metro de la bandera. Birdie. Siguió jugando bien, hasta el punto de que se le escapó una fantástica oportunidad de birdie en el 5. Falló un putt de metro y medio para ponerse -2. Una pena.
Sin embargo, a partir del hoyo 7 entró en un agujero negro. Se fue al agua y firmó un doble bogey, nueva agua en el 8 para un bogey y gracias y cuatro bogeys más consecutivos. En barrera. Pablo logró frenar la caída en el hoyo 13. A partir de ahí firmó seis pares. Una pena que esa desconexión le haya costado tan cara. Tocará pelear al máximo el viernes para pasar el corte. No será fácil, pero no es imposible. No hay que descartar que el corte mañana se vaya a +5 o incluso +6.
