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RAS DE HIERBA DEL SEGUNDO DÍA DE PRÁCTICAS DEL PGA CHAMPIONSHIP 2023

Jon resuelve el último pequeño ‘misterio’ que quedaba en el aire de su triunfo en Augusta

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Turno del PGA Championship, segundo major del año. Pero aún quedaba un pequeño ‘misterio’ que resolver de la semana del Masters, que quizá nos haga comprender un poquito más la finura en la evolución, en todos los sentidos y apartados, del actual Número Uno del mundo, Jon Rahm.

Todavía recordamos aquella interminable última ronda en el Augusta National en la que Jon Rahm y Brooks Koepka, los dos principales candidatos al triunfo, luchaban por llevar a lo más alto el listón de su juego, por supuesto, pero también por mantenerse dentro de la indispensable burbuja de concentración en una jornada tan larga (hasta 30 hoyos jugaron) y lenta. Focus, focus, focus. Koepka se quejaba al final de tal lentitud y hasta puntualizaba que Jon, ante tantísima espera, había ido al servicio siete u ocho veces, aunque lo hiciera sin amargura y, todo hay que decirlo, sin argumentarlo como excusa…

En realidad no fueron siete u ocho veces. Fueron cinco, según ha confirmado hoy el de Barrika. Teníamos curiosidad por saber de primera mano si aquellas visitas a los urinarios en el coloso de Georgia tenían otro sentido, más allá del puramente fisiológico. “Hombre claro. No sólo era estar ahí, sino el camino que tienes que recorrer, porque no están tan cerca los servicios. Era ese momento de paz, de tranquilidad… En vez de estar ahí esperando, pues me voy al baño y me quito de en medio unos momentos, ocupo mi mente con algo unos minutos, te mueves, te quitas de las cámaras y de la gente”. ¿Un modo de proceder decisivo? Seguramente no tanto como la salida del hoyo 13 o aquel segundo golpe mágico en el 14, pero cualquier pequeño detalle puede contar para desequilibrar la balanza y el jugador español estuvo en ese punto muy lúcido y vivo.

A Jon no le hacía hoy ninguna gracia salir a jugar con el vendaval que se ha levantado en Oak Hill. Señoras rachas de viento que alcanzaban con pasmosa tranquilidad los 30 kilómetros por hora. Otra muestra de cómo cuidar cada detalle… Ya se sabe que el swing puede trastocarse ligeramente cuando se expone al viento. Cuestión de ritmo y sensaciones. Y, además, el parte meteorológico no anuncia tanta intensidad en días venideros, aunque viento no va a faltar, mucho ojo. No obstante, el vasco se animaba finalmente a jugar los diez últimos hoyos del recorrido.

En definitiva: si Jon anda aunque sea ligeramente estresado, desde luego no lo parece. Cada vez lleva con más naturalidad y sosiego el peso de la púrpura. Ni un rastro de impaciencia. Por ejemplo, comenta con especial interés que, ya puestos, no le importaría nada ser el primer español en la historia que gana dos Grandes en el mismo año. Son esas pequeñas cosas, esos retos, los que le mantienen despierto y le ayudan a ponerse en marcha ese día tonto en el que no apetece tanto irse a entrenar.

Una curiosa muestra de cómo se pueden poner las cosas en el East course de Oak Hill cuando se pone a soplar de verdad. En el hoyo 9 venía en contra, de tal manera que este hoyo se convertía en una auténtica pesadilla. Matt Fitzpatrick y Tyrrell Hatton pegaban hasta tres bolas cada uno a ese green en alto desde el centro de la calle, a unos 185 metros de la bandera, y ninguno de los seis intentos terminaba en el green… Todos se quedaban cortos. Con el palo que fuera. Tyrrell y Matt se miraban y casi reían por no llorar…

Acto seguido venía Adrián Otaegui, que pegaba una madera 5 desde 195 metros y tampoco llegaba. A su vera, eso sí, Callum Shinkwin, la dejaba muy cerquita de la bandera. Shinkwin, cuando se pone, es mucho Shinkwin.

Hoy martes tocaba viento. Mañana, miércoles, toca frío, puesto que bajan una barbaridad las temperaturas, con mínimas nocturnas y matutinas que apenas pasarán de los seis grados. Algo más que un día fresquete. Tampoco el jueves será precisamente una jornada cálida y luego, desde el viernes, se va recuperando el tono más primaveral.