Danny Willett asombró al mundo muy pronto. Talento puro. Su carrera amateur fue excepcional. Ocupó el Número Uno del ránking y rápidamente todos los gurús lo señalaron como una de las estrellas del futuro. Los que lo vieron en la Copa del Rey de 2008, uno de los torneos match play más importantes en el calendario amateur europeo, pueden dar buena fe de ello. Se llevó la final ante Jordi García Pinto.
El duelo tuvo lugar en Pals y aún hoy a los presentes entonces les cuesta creer que se le escapara vivo el título al español. Willett tuvo muchos problemas desde el tee y no es precisamente este campo un escenario generoso para andar por los lados. Sin embargo, el inglés sacó toda la magia que lleva dentro. Salvó mil y un peligros, esquivó los árboles con tiros inimaginables y se acabó llevando el torneo. Ya entonces se palpaba que tenía madera de gran jugador. Un campeón.
Sin embargo, el paso a profesional, como en tantos otros casos, no fue fácil. Le costó dar el salto. Sufrió y hasta desapareció del mapa varios meses. «El golf amateur y el profesional no tienen nada que ver. Yo pensaba que con la carrera que llevaba estaba preparado para competir con los mejores del mundo en profesionales, me lo creí y eso me hizo entrar algo blando al principio», comentaba hoy el inglés después de entregar un gran 69 en la segunda ronda del Open Championship y colocarse en todo lo alto de la clasificación.
Willett es un jugador bastante solitario en el circuito. En los mentideros del Tour se le califica como un poco sobrado, altanero, incluso con tendencia a sacar pecho más de la cuenta. No es precisamente un tipo masivamente querido. Sin embargo, otras voces, más cercanas a él, comentan que simplemente se trata de una coraza, que es un talentoso tímido algo incomprendido. Precisamente, esa suavidad al entrar en el European Tour y esos palos que recibió en los inicios le hicieron desarrollar una personalidad a la defensiva. Aseguran quienes lo conocen que realmente es alguien muy inseguro y que esa manera de mostrarse hacia la gente no es más que una estrategia para ser más fuerte ante el resto, para ganar confianza. ¿Genio sobrado o genio incomprendido? Cada cual podrá pensar lo que quiera, en lo que hay unanimidad es en su golf.
Es un extraordinario jugador. Muy completo. Domina todos los golpes. Es capaz de ir muy recto desde el tee y tiene unos hierros espectaculares. En el juego corto se mueve más por rachas, pero cuando está fino es capaz de hacer approach y putt desde cualquier sitio. Su Número Uno amateur no fue ninguna casualidad y una vez ha desarrollado su personalidad lo está demostrando con los profesionales.
Hijo de un padre vicario, vive sus mejores horas en un major. Su mejor puesto en un grande hasta hoy fue undécimo y su mejor resultado final fue un decimoquinto en el Open de Muirfield de 2013. Está completando la mejor temporada de su vida. Fue semifinalista en el WGC Cadillac Match Play y marcha segundo en la Race to Dubai, sólo por detrás de Rory McIlroy. Quién sabe si este domingo, el pequeño pueblo inglés de Yorkshire verá por primera vez en su historia a uno de los suyos levantar la Jarra de Clarete.
