No hace falta tener una extraordinaria memoria para acordarse de cómo terminó Louis Oosthuizen (-6) en los dos últimos Grandes, antes de esta 149ª edición del Open. Fue segundo en el PGA y de nuevo segundo en el US Open. Antes, en el Masters, nadie vaya a creerse que lo suyo fue un desastre, pues terminaba en un más que decente puesto 26º. Hoy, mediada la primera jornada en Royal St. George’s, marcha líder del British tras entregar una tarjeta de 64 golpes, seis menos en el día. Vaya con el sudafricano, qué manera tiene de meterse en la burbuja cuando llegan las grandes semanas. Sólo atesora un triunfo (Open de 2010), es verdad, pero cualquiera lo diría. Es cierto también que hasta hoy le ha faltado instinto de ‘killer’. O el don de la oportunidad. O quizá sólo un poco de buena suerte. Pero tanto va el cántaro a la fuente…
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No es Oosthuizen el único viejo conocido que encontramos ya arriba en la clasificación del Open. Ahí está Jordan Spieth (-5), que ya había salido del túnel y que ahora pretende recuperar el pulso y el mando. El texano, igual que Louis, ha pateado que daba gusto verlo. Y, a su modo, que no siempre es el más ordenado, ha dado buena cuenta de un Royal St. George’s al que todavía le faltan dos puntos más de firmeza en las calles y en los greenes para defenderse con mayores garantías de los malabares de los jugones.
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Ciertamente, a algunos se nos habían ido largas, y por el lado de la exigencia, las previsiones de los resultados, que esperábamos algo menos alegres, incluso en esta primera ronda, seguramente también porque el viento ha soplado un poco menos de lo que determinaban los partes meteorológicos. Es cierto que nunca ha dejado de soplar, pero sin alcanzar la intensidad media anunciada, que rondaba los veinte kilómetros por hora. Poco importa, porque lo verdaderamente importante es que el torneo está tan bonito como interesante, rebosante de buen juego y alicientes.
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Más viejos conocidos dispuestos a dar la talla. Stewart Cink (-4), por ejemplo, que sigue sacando rédito a su segunda (o tercera juventud) y que vuelve a demostrar lo inteligente que es en un campo de golf. ¿Y qué me dicen de Danny Wilett (-3)? Es un placer volver a verlo arriba en un Grande, aunque ya tuviera un papel destacado hace dos años en Portrush, donde finalizaba sexto. Ahí arriba están también Justin Rose (-3), mucho más templado que en anteriores comparecencias, Paul Casey (-2) o Dustin Johnson (-2). El Número Uno del mundo, por cierto, ha estado hoy brillante en los greenes, aunque su juego largo se haya mostrado mucho más irregular. Todos ellos son viejos conocidos y tremendos candidatos, lo mismo que Sergio García (-2) que abrochaba un notable 68 con birdies en los hoyos 17 y 18 y que de este modo también se postula como alternativa en un campo donde ya ha brillado anteriormente.
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Además, claro, hay otros grandes destacados que quizá no sean viejos conocidos en el patio de los ‘majors’, o no tanto como los citados, pero a los que es obligatorio dar su sitio y consideración. Es el caso de Brian Harman (-5), Mackenzie Hughes (-4), Dylan Frittelli (-4), Andy Sullivan (-3), Justin Harding (-3) o Scottie Scheffler (-3). Alguno de ellos, seguro, se mantendrá ahí arriba el domingo, en la hora de la verdad.
