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Dieciocho hoyos de prácticas en el Old Course con Jon Rahm

Jon Rahm y el tira y afloja con el compromiso

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Jon Rahm
Jon Rahm pega el golpe de salida en el hoyo 18. © Ten Golf

El hoyo 16 del Old Course tiene su aquel. Más que nada, por el fuera de límites eterno que lo protege por buena parte del flanco derecho. Tanto intimida que al jugador le pide el cuerpo apuntar ligera pero claramente a la izquierda, tratando de no llegar a la legendaria defensa de este hoyo, llamada Principal’s Nose y compuesta por tres bunkers verdaderamente puñeteros que, con casi total seguridad, te impedirán coger el green de dos si atrapan la bola.

Existe otra opción, sobre todo si estamos hablando de una vuelta de prácticas, en la que se ensaya la estrategia, es cierto, pero también se ponen en juego otras cualidades del gran golfista que aspira, por ejemplo, a ganar un Open en St. Andrews

Cualidades como la determinación. O el compromiso. Jon Rahm se subía este martes al tee del 16 y afrontaba el tenso disparo apuntando más bien hacia la derecha. Hacia el fuera de límites, vaya. Qué mejor práctica que ensayar un potente y profundo hierro dibujándolo al draw, que como bien sabemos no es desde luego su diseño favorito, o el tipo de tiro que le sale a él de un modo natural. Bingo. Jon, en esta ocasión, se comprometía al ciento por ciento, respiraba profundo y pegaba un soberbio disparo de salida que, después de un bote generoso y de coger el peralte como debe cogerse, llevaba la bola a apenas cinco metros de Principal’s Nose. Niquelado.

Probablemente el mejor tiro desde el tee (aunque ha habido otros también muy buenos) en una larga vuelta de prácticas que arrancaba junto a Padraig Harrington y Phil Mickelson, y terminaba junto Thomas Detry y Aaron Jarvis, ya que ninguno de los dos ilustres veteranos llegaba hasta el final.

Acto seguido, todavía en el 16, Jon necesitaba, mire usted por dónde, pegar de segundo tiro otro buen hierro al draw para entrar a esa bandera. Y esta vez, de primeras, no iba a salir. El compromiso. Ay, el compromiso. Ay, la determinación. No han sido una ni dos veces en las que Jon Rahm se ha referido al compromiso en el presente año 2022. La penúltima vez, sin ir más lejos, después de esa última ronda en el US Open que lo alejaba de la reválida del título. 

Salían este martes a jugar pasado el mediodía, con un viento potente y persistente. Un viento muy ‘british’, claro está, denso como nubes de algodón, ayudando por la primera mitad del recorrido y cruzado de la derecha y en contra por la segunda mitad. Un clásico por estos lares. Ya es curioso anotar que ha sido en el primer tercio de la ronda cuando Jon ha fallado menos. Después, en el último tercio, la intensidad era mucho menor y, sin embargo, al vasco le veíamos fallando más calles. 

En realidad, por los primeros nueve del Old Course, después de coger las cinco primeras calles como quien come pipas, Jon sólo se ha metido en un problema más o menos serio, al llevar la salida del hoyo 6 a las barbas de un bunker siniestro. 

En fin, en el 7, como para quitarse el mal sabor de boca, endiñaba una poderosa madera 3 que llevaba la bola al mismísimo bunker de green (unas 370 yardas), después de dibujar la calle con compás y tiralíneas. 

Jon Rahm
Jon Rahm, junto a Dave Philips en la ronda de prácticas del The Open.

En el 9, el par 4 corto, la ponía de uno en green. Y en el 11, todavía con vendaval, y ahora en contra, cazaba el green en regulación, que ya es mucho decir. Luego erraba el green del 12, y en el 13 la mandaba a un bunker desde el tee; y en el 14 pegaba muy largo, pero tampoco cogía pista, igual que en el 15…

Hasta la citada salida del 16. El hoyo 16, el del compromiso (primer tiro, desde el tee, magnífico) y el de la falta de compromiso (segundo tiro, desde el fairway, algo lacio…). Y por ahí se decidirá este Open (y todos; y cualquier torneo de golf), por el compromiso con la estrategia, con los disparos, o por la falta del mismo que irremisiblemente lleva a cometer errores. Jon lleva semanas en esta lucha, tal y como reconocía en el The Country Club. Y esta misma mañana, cuando atendía a los medios antes de salir a jugar la ronda de prácticas: “en estas condiciones de juego (suelo muy duro y viento) necesitas tener pleno control de la bola, comprometerte con el golpe, porque los márgenes son muy estrechos”. 

Venga, vamos: en el 18, después de apuntar hacia la esquina de seguridad, allá a la izquierda, todavía quedaba una última oportunidad de afilar la determinación, que uno nunca sabe cuándo tendrá que echar mano de ella esta semana. Así que se preparaba para un segundo tiro más tenso, apuntando de nuevo, como en el 16, casi a la derecha, a la casa de Old Tom Morris, para dibujar acto seguido un precioso y preciso draw y llevar la bola a los pies del green, por la derecha del valle del pecado. Amén.