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The Open Championship | El día del movimiento de Adri Arnaus

Hay un chico de Moià al que la buena actitud se le va cayendo de los bolsillos…

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Adri Arnaus
Adri Arnaus, en el Open Championship. © Pedro Saldo | Golffile

Adri Arnaus (+1) no ha tenido el día del movimiento que buscaba este sábado en la tercera jornada del Open Championship. Más bien, ha estado muy lejos de lo que tenía en su cabeza. El golfista de Moià se había puesto un objetivo ambicioso, como es él, un resultado bajo que le permitiera crecer en la clasificación, pero ha salido cruz. Tarjeta de 73 golpes en un día para olvidar en los greenes.

Concretamente, Arnaus ha llegado al tee del 1 con una cifra en mente. El objetivo era tirar cinco o seis bajo par, aprovechando las buenas condiciones del día. La jornada es espectacular en St Andrews. Hace sol y está despejado. Sopla viento y se deja sentir, pero está lejos de ser algo desquiciante. Los greenes, por la mañana, estaban un poco menos firmes que el viernes y algo más rápidos. Se pueden hacer pocas, y así lo han hecho, por ejemplo, Kevin Kisner (65 golpes), Francesco Molinari (66 golpes) o Trey Mullinax (66 golpes).

A Arnaus no le han salido las cosas y la mayor parte de culpa hay que achacársela al putter. En los siete primeros hoyos ha tenido la oportunidad de rascar algunos birdies, pero no ha sido el día en los greenes. Ha tenido cuatro opciones de menos de cinco metros, tres de menos de tres y una de metro y medio que se le ha escapado en el hoyo 3 después de pegar un tirazo.

Adri ha empezado muy bien la jornada de tee a green, pero no ha conseguido exprimir el resultado. Ha hecho su primer birdie en el 9, dejándola dada, claro, y acto seguido ha cometido bogey en el 10 tras irse al búnker de salida. No era el día. A partir de ahí no ha jugado tan bien, no ha logrado dejarse opciones de birdie claras y ha hecho dos bogeys en el 16 y 17. Finalizaba en el 18 con un gran birdie, después de coger de uno el green con una madera 3 espectacular de unos 310 metros.

En cualquier caso, aunque el resultado no ha acompañado, hay que destacar la actitud de este chico de Moià. La buena actitud, claro. Debe ser un ejemplo para otros jugadores. No se queja, no se lamenta, simplemente analiza y busca la manera de mejorar después de cada ronda. «Me gusta hacer análisis genéricos de cómo ha ido cada día para saber dónde tengo que hacer más hincapié en el trabajo. Hoy tengo claro que tengo que trabajar el putt para mañana», aseguraba al acabar la vuelta.

Ni una mala cara, ni un mal gesto. Análisis y aprendizaje. Experiencia. En el hoyo 17, desde la calle, ha fallado el segundo golpe y la bola se le ha quedado horrible, pegada al muro. Ha pensado en hacer el golpe de Miguel Ángel Jiménez, pero ni por esas, se había quedado dentro de un agujero y era imposible. Ha hecho lo que ha podido con un hierro 9. Ni siquiera ha podido hacer el swing con las manos por delante. Ha sacado un buen bogey con un putt de dos metros, el más largo del día. «Me he dado cuenta hoy de que hay muchas pequeñas cosas aún que puedo aprender de este campo. Quizá en el 17 he sido demasiado ambicioso y hay que olvidarse de la bandera y ponerla en el lado izquierdo de green. Hay que seguir aprendiendo. Siempre». Sombrerazo para su actitud. Ejemplar. Así lo bueno acabará llegando. Tardará más o menos, pero llegará.

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