Inicio The Open Championship The Open Championship 2023 Un Rahm extraterrestre se crea una oportunidad que no existía
Jon se mete en la pelea por la victoria con una ronda de 63 golpes, la mejor de su carrera en los Grandes

Un Rahm extraterrestre se crea una oportunidad que no existía

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Jon Rahm - Royal Liverpool - The Open Championship
Jon Rahm, en la tercera ronda del Open en Royal Liverpool. (Photo by Richard Heathcote/R&A/R&A via Getty Images)

Jon Rahm (-6) ha sacado la mejor versión de sí mismo cuando más lo necesitaba. La locomotora de Barrika ha derribado de una patada varios récords. Ha firmado 63 golpes en la tercera jornada del Open Championship, récord absoluto de Royal Liverpool, récord de Jon en el Open, récord de Jon en los Grandes, récord del golf español empatado con José María Olazábal (hizo 63 en la tercera ronda del PGA Championship de Valhalla). Es más, en la historia de los majors sólo se han visto tres rondas más bajas que la firmada hoy por Rahm. Fueron los 62 de Branden Grace en Royal Birkdale en 2017 y los de Xander Schauffele y Rickie Fowler en el US Open de Los Ángeles Country Club este mismo año. (En relación al par, ocho bajo par, sí iguala la vuelta más baja de la historia del Open, ya que Birkdale es par 70).

De una tirada han caído todos los bolos. Y así, vestido de extraterrestre en el condado de Wirral, costa este de Inglaterra, se ha fabricado la oportunidad que tanto anhelaba desde hace tanto tiempo: salir un domingo con opciones más que reales de victoria en un Open. Porque sí, porque pase lo que pase en las siguientes horas de juego en este sábado de British, Jon tendrá este domingo la oportunidad de ganar su segundo Grande de 2023, su primer Open y su tercer major distinto.

Una oportunidad que no existía. Es la magia de este morrosko. Nadie lo pudo atisbar ni imaginar. No sólo por la ventaja que había cedido con el resto, sino sobre todo por cómo había jugado los dos primeros días al golf. Fueron dos rondas de supervivencia, trabajadas con cincel y martillo, sufriendo, recuperando y aferrado con uñas y dientes a un putter que le salvó la vida. Hoy ha sido todo lo contrario. Del hoyo 1 al 18.

Rahm ha desplegado un juego de fábula. Ha estado imperial desde el tee. Sólo se ha metido en un lío en la salida del 5, el primer par 5, donde terminaba en el búnker de calle de la derecha. Desde ahí avanzó unos metros y pegó un tercer golpe magistral. Era el primer birdie del día. Antes, se había dejado tres muy buenas opciones en los hoyos 2, 3 y 4. Quién iba a decir que el primer birdie llegaría tras comerse uno de los fatídicos búnkers de Royal Liverpool. Así es Jon. El jugador donde todo es posible cuando alcanza su mejor versión.

El momento clave de la vuelta ha sido el hoyo 8. Su segundo golpe no ha sido bueno, ha terminado en el rough, con la bola colocada de manera horrible, feísima, y ha sacado una recuperación extraordinaria. Un gran approach y un putt excepcional de metro y medio. Ahí se desató la bestia…

Rahm ha encadenado varios hoyos en los que ha levitado sobre Royal Liverpool. Tirazo en el 9 y gran putt de poco más de seis metros, buena salida y hierro 5 estratosférico en el 10 para otro birdie desde poco más de cuatro metros, drive sideral en el 11 para ponerla a la entrada del green (hoy se juega este par 4 con viento a favor), approach y putt, genialidad en el hoyo 12 desde el rough de la derecha a 100 metros del hoyo, para dejarla casi dada… Cuatro birdies como cuatro soles y el campo rugiendo. La información corría como la pólvora y el partido de Jon y Sungaje Im se llenó hasta la bandera de ávidos seguidores británicos hambrientos de gloria.

Caminaba Jon gigante por la vertiente de Royal Liverpool que se asoma al mar, delante de los imponentes molinos de viento que emergen sobre el agua del río Dee, brazo final del mar de Irlanda que divide Inglaterra y Gales. No hay que descartar que hasta la buena gente de Gales, situada justo en la costa de enfrente al green del 12 de Royal Liverpool, se arrimara a las ventanas con prismáticos para ser testigos de la exhibición que estaba sucediendo. Desde allí no se ve nada, pero aunque sólo sea por la ilusión, por qué no.

Rahm iba disparado. Había atrapado la presa y ya no la iba a soltar. Sacó dos buenos pares en el 13 y en el 14 y siguió con la producción a partir de ahí. Gran birdie en el 15, después de un mal segundo golpe solventado con un approach genial a dos metros y medio y otro putt demoledor… Aunque la madre y el padre de todos los putts del sábado llegó en el 16, embocando desde diez metros. El bonus que toda vuelta histórica necesita.

Terminó con un par sencillo en el 17 y otro birdie en el 18, de nuevo con un gran approach y un magnífico putt de poco más de tres metros. Qué cosas. Jueves y viernes no conseguía dejar cerca prácticamente ningún golpe alrededor de green y hoy lo ha bordado. De nuevo, eso sí, con un putt excepcional. 63 golpes con ocho birdies y ningún bogey. Jon aprovechó al máximo el error en la previsión de los meteorólogos. Se esperaba el día más duro, con viento y lluvia y no hubo ni una cosa, ni la otra. Condiciones ideales que Jon, por otro lado, ha sabido exprimir mejor que nadie. En ningún caso es fácil hacer un 63 en este campo. De hecho, la segunda mejor vuelta ha sido, de momento, un 65 y la tercera un 67. Jon ha jugado a otra cosa.

Es la vuelta más baja de Jon en su carrera en los Grandes. Supera el 64 que se hizo en la segunda ronda del Open de Royal St George’s en 2021 (seis menos porque era un par 70) o los dos 65 que ha hecho en el Masters (siete bajo par porque Augusta es par 72), el último en la primera jornada de este año, donde ganó la Chaqueta Verde arrancando con doble bogey en el 1. Un 63 que no existía. Que nadie vio venir. Seguramente sólo Jon.

Habrá que esperar a que termine la jornada para saber en qué situación queda. En cualquier caso, de una manera u otra, tendrá opciones de ganar. Nunca había conseguido llegar con posibilidades a un domingo del Open. Su mejor resultado fue un tercero en 2021 en Royal St George’s viniendo desde atrás. Nadie lo creía. No existía. Sí, pero sólo en la testaruda cabeza de Jon.

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