Una vuelta de par que, la verdad, se quedaba corta a tenor de lo visto. Así podría resumirse la actuación de Rafael Cabrera Bello (+4) en la segunda ronda del US Open. El canario llegaba a meter la punta de la nariz en el top-ten, con un parcial magistralmente labrado de tres menos en los primeros catorce hoyos, pero un final de vuelta algo descontrolado lo dejaban sin un premio que él se había ganado con creces.
Si analizamos las estadísticas de tee a green del torneo Rafa está sin duda entre los mejores, y gran parte de este logro lo ha basado precisamente en las prestaciones mostradas en la segunda ronda. El despliegue del español ha sido bestial, dejándose opciones de birdie numerosas, algunas muy cercanas a hoyo, según lo que se estila en Oakmont. Comenzaba pateando en los hoyos 10 y 11 desde unos tres metros, por ejemplo. No entraban. Aún así, ninguno de los jugadores que han completado la vuelta entera en la mañana de sábado han sumado más birdies que el español (5). Anduvo realmente muy cerca de la vuelta de escándalo a poco que hubiera tenido un poco más de acierto y suerte en los greenes.
Cabrera Bello, pese al mal trago final (esos tres bogeys consecutivos en los hoyos 6, 7 y 8) se mostraba muy tranquilo, sin problemas aparentes para pasar página. Él se había puesto un curioso objetivo general antes de comenzar el torneo, que era hacer una media de cuatro golpes en todos los 72 hoyos. Esto es, una media 72 golpes por vuelta, que es exactamente la que arroja ahora mismo su resultado acumulado. Un metrónomo. Este tipo de alicientes, o esta manera de ponerse pequeñas metas, le ayuda a ir concentrado y a mantener la calma. También ayuda a restañar rápidamente las heridas el hecho de haber pasado un corte muy exigente, pues la lista de ilustres que se han quedado fuera casi provoca mareos. De momento, él ya está dentro del club de jugadores que han pasado el corte en los dos grandes del año, y nadie crea que son tantos. Consulta aquí los resultados.
