Después de varios días de entrenamiento por fin comenzó mi US Open, y qué comienzo. Ha sido un eagle muy divertido, muy inesperado.
El berrinche que se habrá llevado alguno en Mamaroneck
Tenía el drive en la calle y la verdad que el segundo golpe casi la he medio fallado un par de dedos a la izquierda, pero el tiro me había encantado y sabíamos que teníamos la pendiente que nos ayudaba. No pensaba que iba a entrar, pero de repente ha desaparecido y, bueno, ya se ha visto mi reacción en la televisión. No se puede pedir más para arrancar tu primer Open de los Estados Unidos.
El resto he jugado bien, le he pegado bien a la pelota, y por supuesto he tenido momentos complicados. Este campo no te perdona nada. He driveado mucho mejor la primera vuelta, en la segunda me ha costado más.
Rafa se reencuentra y planta su pica en Winged Foot
Siento que todavía me falta mucha experiencia, sobre todo en cómo preparar los lay up desde el rough para dejarme oportunidades para par, y luego he estado muy poco fino en los greenes. Muy incómodo, me ha costado mucho coger la velocidad y las caídas. En definitiva, muy poco fluido.
La lectura del primer día a pesar de los 76 golpes es positiva. Estoy contento de haber disfrutado, de al menos haber sido capaz de sacar mi juego frente a la dificultad del entorno y la situación.
Jon Rahm se permite un lujo al alcance de muy pocos
Con muchas ganas de que llegue la segunda jornada, de seguir disfrutando y aprendiendo y a ver si soy capaz de estar un poquito más fino en los greenes, drivear algo mejor y hacer una vuelta divertida que nos haga luchar.