Tommy Kuhl es uno de los universitarios de Estados Unidos más destacados. Está en su quinto y último año en la Universidad de Illinois y el pasado lunes participó en una de las muchas previas locales del US Open que se celebran durante estos días por toda la geografía del país de las barras y estrellas.
Concretamente, jugó en el Illini Country Club, en Springfield, illinois. Su actuación fue soberbia. Firmó 62 golpes, récord del campo y acabó en la primera posición. Es decir, se había clasificado para la previa final del US Open. Primer paso para el gran sueño. Ahora mismo ocupa el puesto 60º en el ranking mundial amateur.
Sin embargo, la alegría se convertiría en drama poco después. Al acabar su vuelta, regresó al campo de golf para ver terminar a algunos de sus compañeros en Illinois, que también estaban jugando. Entonces, se puso a hablar con Jackson Buchanan, que acababa de finalizar. Su compañero le explicó las dificultades que había tenido para patear en unos greenes que habían sido pinchados recientemente y que aún tenían muchas marcas. Justo ahí se le vino el mundo encima a Kuhl.
Fue en ese instante cuando se dio cuenta que durante su vuelta había reparado todas esas marcas de pinchado de los greenes, algo que está prohibido expresamente salvo que haya una regla local del torneo que lo permita. No existía esa regla local. «Me empezó a doler la cabeza cuando me di cuenta», explica.
Lo primero que hizo fue hablar con los árbitros y explicar lo que había sucedido. Nadie se había dado cuenta. Sus compañeros de partido ni se habían enterado, seguramente porque pensaban que se podía hacer. Los árbitros, al conocer lo que había pasado, no tuvieron más remedio que descalificar a Kuhl. Adiós al sueño del US Open, al menos por este año. Eso sí, su gesto deportivo demuestra que estamos ante un grande de la honradez. Habrá que recordar su nombre. En los próximos días disputará los Regionals.
