El pasado viernes Cristie Kerr salió despedida del buggie que iba conduciendo camino del campo de prácticas del Volunteers of America y estampó su cabeza contra un muro de hormigón. Lo siguiente que recuerda es estar tendida en la cama de un hospital escuchando el diagnóstico. Tenía tres costillas dislocadas además de varias contusiones y golpes. Parece que se golpeó contra el volante del buggie antes de salir despedida. El accidente ocurrió justo antes de empezar la segunda ronda, era de noche y realizó una brusca maniobra para evitar chocar contra otro coche que venía de frente.
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Ayer jueves, seis días después, disputó la primera ronda del US Women’s Open en el Jackrabbit Course y entregó una tarjeta de PAR. Si no es un milagro, se acerca bastante. Así al menos lo ve la propia Kerr. «Soy una persona bastante dura, pero los primeros cuatro días tenía un dolor tan agudo en el pecho que no podía moverme de la cama. Si me hubieras preguntado el lunes si iba a jugar el US Open te habría respondido si estabas loco», confesó ayer tras firmar la tarjeta.
El martes hizo de tripas corazón para salir de la cama. No pudo jugar, pero al menos anduvo el campo y tiró algunos putts y algunos approachs. Intentó pegar algún golpe corto, de sesenta metros, pero le resultó imposible por el dolor. El miércoles le costó un mundo salir de la cama porque sabía que le iba a doler, y así fue, pero consiguió jugar nueve hoyos. Todo ello en mitad de un exigente tratamiento de recuperación mediante crioterapia y medicación. Y se obró el milagro. Kerr salió a jugar, acabó y firmó una ronda de par. «Lo que ha hecho es una locura, realmente impresionante», admitía Brooke Henderson.
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La norteamericana tenía razones de peso para forzar la máquina y jugar como fuera. Se trata de su US Open número 25, el vigésimo tercero consecutivo. Ninguna jugadora tiene una racha mejor en activo. Kerr se emocionó ayer ante los periodistas. No pudo aguantar las lágrimas y tuvo que hacer un paréntesis durante su comparecencia. Después se recompuso y continuó. No es fácil detener a esta jugadora con 20 victorias en el LPGA y dos Grandes. Ya ganó el US Open en 2007.
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