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El padre de Jon Rahm escribe para Ten Golf desde Whistling Straits

Diario de un aficionado europeo en territorio hostil: algo no está bien hecho

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Jon Rahm, en el tee del 3 de Whistling Straits el segundo día de prácticas. (© Golffile | Eoin Clarke)

Segunda jornada de prácticas en Whistling Straits. Miércoles. Más gente. Sí, más público. Si el martes ya era una pasada lo que había en las gradas, lo de hoy ha sido espectacular. No me quiero ni imaginar lo que vamos a tener a partir del viernes.

Nos han dicho que es el primer evento deportivo totalmente abierto al público en Estados Unidos. Es decir, si hay entrada se puede venir, así que todos por aquí esperan un lleno hasta la bandera el fin de semana. Además de que hay muchísimos espectadores, el ambiente es tremendo. Se nota unas ganas de ganar brutales. Se lo toman como una cuestión de orgullo. Va a ser complicado. Hay que estar preparados para mucho ruido y mucha presión. Mucho, mucho.

Un punto importante que hay que resaltar: el viento. Hoy ha soplado con fuerza y ha sido muy complicado. En principio, viene más tranquilo para el torneo, pero soplando como hoy las condiciones son muy difíciles. Ya os digo que en foursome, con el viento de hoy, los pares valen oro puro. Si no estás en calle estás muerto, y con el viento que ha hecho hoy es muy difícil coger la calle.

Cuidado con los pares 3. Están todos pegando al lago y son pequeños monstruitos con este aire. Los greenes son muy complicados. Están tan rápidos y perfectos que a veces la bola se movía. De hecho, los jugadores lo han comentado con los árbitros, ya que en caso de que sople este viento no van a poder estar así de rápidos o podríamos tener problemas.

El partido de Jon y Sergio ha ido muy bien. Se lo han pasado muy bien, ha sido muy distendido. Eso sí, ha costado hacer resultado. Han fallado muchas calles, pero insisto en que el día estaba muy difícil y con este viento es muy complicado.

Un último apunte de intendencia importante. Hoy hemos tardado a la vuelta una hora y 40 minutos para llegar al hotel, y eso que nosotros somos invitados y venimos con el equipo europeo. No me quiero ni imaginar lo que puede pasar el aficionado normal. Ellos tienen que venir hasta aquí en coche, luego coger un autobús y finalmente llegar al campo. No sé cuánto tardarán, pero no me extrañaría que más de dos horas. Eso es mucha tela. Hay algo que no está bien. Un evento de estas características como la Ryder Cup debería tener otra logística hotelera y otra intendencia. Veremos cómo va el fin de semana, si mejora la cosa o empeora.

*Edorta Rahm es el padre de Jon Rahm y está en Whistling Straits esta semana