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El padre de Jon Rahm nos escribe desde Whistling Straits

Diario de un aficionado europeo en territorio hostil: siete en la marabunta

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Jornada de prácticas del martes con las gradas abarrotadas de público.

En cierto modo uno se siente como un privilegiado. Las restricciones para viajar de Europa a Estados Unidos ha hecho que prácticamente se puedan contar con los dedos de la mano los seguidores europeos que están en Whistling Straits. Imagino que será la Ryder Cup más hostil para Europa de todos los tiempos, o al menos de la era reciente.

Os cuento. En el hotel del equipo europeo estamos el padre de Shane Lowry, el padre de Ian Poulter y un hijo, el hermano de Bernd Wiesberger, el padre de Viktor Hovland, Ángela y yo. Pare usted de contar. Y en el campo no hay ningún aficionado de Europa, más allá de todos los que forman parte del European Tour. Esto es lo que hay.

Es obvio que estamos en minoría porque además me ha impresionado la cantidad de gente que hay. Brutal. Una pasada. Para ser martes es increíble cómo estaban ya las gradas. Se ve que hay ganas de golf y encima esto es la Ryder.

Aquí, con este diario, intentaré transmitir las sensaciones que vamos a vivir con esta experiencia única. Somos pocos, pero fuertes y con una ilusión tremenda. No sé si conseguiremos que se nos oiga algo, lo dudo, pero por empeño no va a ser.

Lo primero que os traigo es el tee del 1. Espectacular. El vídeo está grabado a las nueve de la mañana, a las diez salía el equipo americano a entrenar.

Por ahora, el campo es impresionante, a la altura de una Ryder Cup. Eso sí, ya os adelanto que está largo, muuuuuuuuuy largo y muy difícil. Más allá de que el campo en sí tiene muchos metros, ha llovido bastante en los últimos días y todavía se ha puesto más pesado, mojado y más largo. Sabemos que van a adelantar algún par 4 para que se pueda llegar de uno, pero más allá de eso, habrá que pegarle duro.

El equipo europeo se encuentra a 90 kilómetros del campo. A la mañana tenemos una hora y cinco hasta el campo y a la tarde es una hora y 25 minutos con la caravana. Esto es lo peor, ya que hay que hacerlo todos los días, pero vamos, la ilusión puede con todo.

Esto no ha hecho más que empezar. Es sólo una aperitivo. Seguiremos comentando…

*Edorta Rahm es el padre de Jon Rahm