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Ryder Cup 2023 | Ras de hierba de los foursomes del viernes

Y se asomó al tee del 1 con las manos en los bolsillos…

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Ludvig Aberg esta semana en el Marco Simone Golf Club. © Golffile | Stefano Di Maria
Ludvig Aberg esta semana en el Marco Simone Golf Club. © Golffile | Stefano Di Maria

– Asomaba Ludvig Aberg al tee del 1 del Marco Simone, a eso de las 7,45 de la mañana, con las manos en los bolsillos. Lejos de mostrarnos la templanza que lo ha caracterizado en las últimas semanas, incluso en aquel domingo áspero de Wentworth, en realidad, con tal gesto, se nos había hecho un poco más pequeño. No hace falta siquiera ser un estudiante de primero de Piscología para comprender que cualquiera que salta a un escenario de esta guisa, con las manos escondidas, anda más apocado que otra cosa. De igual manera que los brazos cruzados suelen indicar una actitud a la defensiva, las manos en los bolsillos, en tal circunstancia, no nos muestran precisamente a un pasota, sino a alguien que está siendo superado por las circunstancias.

No le pidamos tantísimo a Aberg. La Ryder es otra cosa. No es tan raro que le costara tragar saliva en aquellos primeros instantes.

Cinco hoyos anduvo más o menos perdido el joven sueco, pegando tiros malos, y hasta muy malos, según los estándares mostrados hasta la fecha, tan absolutamente fabulosos. Pero Aberg tiene estrella: a su lado, Hovland no sólo minimizaba los errores del novato compañero, sino que hasta ponía el marcador de color azul en el partido.

Victor Hovland durante los Foursomes del viernes de la Ryder Cup 2023. © Golffile | Fran Caffrey
Victor Hovland durante los Foursomes del viernes de la Ryder Cup 2023. © Golffile | Fran Caffrey

Además de estrella, también tiene muy buena cabeza. Así que, lejos de ponerse absolutamente en las manos del noruego, y que fuera lo que los dioses romanos quisieran, buscó la manera de sumar. Y la encontró en los greenes. Un putt de birdie embocado desde casi cuatro metros lo iba a meter en faena en el green del 7. Y otro más de unos cinco metros en el 9, también para birdie, definitivamente ponía las pulsaciones del nórdico en un nivel más soportable.

Y ahora, que le quiten lo ‘bailao’. Él ya ha ganado su primer partido en una Ryder Cup y da la sensación de que, desde este punto en adelante, esta semana, una vez superado el susto, sólo puede crecer.

¿Cómo hubiera reaccionado Hovland en una primera jornada de un Grande cualquiera después de embocar un chip para birdie? Hubiera sonreído, no cabe duda, habría correspondido con uno o varios gestos a los aplausos del público… Y poco más. Esta mañana, sin embargo, haciendo lo propio en el primer hoyo de su partido junto a Aberg, ante Harman y Homa, sacó un puño, luego los dos puños, gritó enardecido, marcó la vena gruesa en el cuello… ¿Alguna pregunta más acerca del carácter absolutamente único de esta competición?

En la Ryder los puños se sacan incluso cuando se anda todavía en el tee del 1, antes de pegar el primer golpe de la semana, como hacía hoy Lowry, viendo desde la distancia precisamente la maniobra de Hovland…

Patrick Cantlay en los Foursomes de la primera jornada en el Marco Simone Golf Club. © Golffile | Pedro Salado
Patrick Cantlay en los Foursomes de la primera jornada en el Marco Simone Golf Club. © Golffile | Pedro Salado

– El segundo golpe de Patrick Cantlay en el 8 también nos muestra qué y cómo es la Ryder. Es verdad que el californiano tenía casi doscientos metros a bandera en este largo par 4, pero su disparo, muy errático, tanto como para quedarse cortísimo y llevar la bola al agua sin remisión (aún hubiera tenido que volar quince metros más para salvar el obstáculo), no se lo veremos a este jugador nunca más… Si acaso, dentro de dos o cuatro años, en otra Ryder Cup.

– La peor noticia para los de Zach Johnson la trae el mismísimo Perogrullo: ese 4-0 de entrada. Pero hay otra que tampoco es demasiado halagüeña para los de las barras y estrellas: tal resultado lo ha puesto Europa sin que varios de sus mejores jugadores tuvieran que exprimir su mejor versión. Tyrrell Hatton, por ejemplo, ha sido más que un buen complemento para un apoteósico Jon Rahm, y ha pegado golpes sobresalientes, pero todos sabemos que incluso puede andar más fino, todavía más consistente. Rory le ponía un lazo a su partido junto a Fleetwood con un tirazo marca de la casa en el 17, par 3, pero hasta ese punto también había andado ciertamente irregular. Incluso a Straka se le ha visto algo más fallón de la cuenta, para lo que en él es normal. Y si nos ponemos estupendos, ni siquiera parecía que Hovland anduviese al nivel galáctico de su final de temporada en el PGA Tour, intercalando algunos errores de bulto.

Scottie Scheffler y Sam Burns con Jon Rahm y Tyrrell Hatton en la salida del hoyo 1 del Marco Simone durante los Foursomes del viernes de la Ryder Cup 2023. © Golffile | Mateo Villalba
Scottie Scheffler y Sam Burns con Jon Rahm y Tyrrell Hatton en la salida del hoyo 1 del Marco Simone durante los Foursomes del viernes de la Ryder Cup 2023. © Golffile | Mateo Villalba

Una de las grandes preguntas que deja la sesión matutina del viernes: ¿repetirán como pareja Scheffler y Burns, los dos íntimos amigos, tras la  complicada experiencia que sufrieron hace un año en la Presidents y la paliza que han recibido de manos de Jon y Tyrrell? En la Presidents los mantuvieron juntos tres partidos, separándolos en el cuarto después de perder el primer foursome, empatar el fourball y, al día siguiente, perder de nuevo el foursome, pero veremos si esta semana no se toman antes otro tipo de medidas. Ellos, por otro lado, no tienen tampoco la culpa del arranque supersónico de Jon, aunque a Burns, las cosas como son, se le ha visto esta mañana con el mismo rictus ligeramente agobiado de hace un año en Quail Hollow.

Resultados en directo de la Ryder Cup 2023