Carlota Ciganda acaba de hacer historia en la Solheim Cup y en el golf femenino y lo primero que hace cuando se le acerca el periodista para hacerle una entrevista es preguntar ella por la Ryder Cup. «¿Vais a ir a Roma?». Sirva esta anécdota para poner de relieve la extraordinaria personalidad de la golfista navarra, su sencillez, su humildad. Es su momento. Es la estrella. Es la heroína. Pero jamás lo demostrará. Carlota es empatía. Es equipo. Primero, los demás. Después, ella.
Lo primero que ha hecho Carlota al salir del hotel este domingo por la mañana antes de empezar su partido individual contra Nelly Korda ha sido buscar a Laura Davies. Nada mejor que confesarse con la mayor leyenda de Europa, con la golfista que más puntos y más Solheim ha jugado. Es la humildad de Carlota. Busca a los que más saben y aprende. «¿Qué tenemos que hacer para ganar la Solheim?». Y Davies le ha dado el mejor consejo posible, por manido que pueda parecer: «piensa únicamente en ganar tu partido y no mires a las pizarras, y si las miras, ni te fijes en si hay mucho rojo o mucho azul. Tú, a lo tuyo».
Es una charla que marca antes de empezar el partido y que demuestra quién es Carlota. Aunque el momento más emocionante ha sido en la calle del hoyo 16, antes de pegar su segundo golpe, un wedge de 54 grados. Suzann Pettersen ha llegado a la carrera y ha hablado con ella. «Carlota tienes que hacerlo, hazlo por ti, por mí, por el equipo, por España, por todos… Eres una leyenda y tienes que hacerlo». La frase de la capitana se clavó en el corazón de la navarra y disparó si confianza y su motivación en el momento exacto. «Lo he entendido, Suzann, vamos a por ello». Pelos de punta. Es la humildad de Carlota. Escucha y asimila. Acto seguido pega un golpazo a un metro de la bandera y apenas unos segundos más tarde clava el hierro 8 del 17 a medio metro del agujero para ganar la Solheim Cup. De película: emoción, diversión, miedo y catarsis.
Es la mejor semana de Carlota Ciganda en toda su carrera. Ha sumado cuatro puntos de los cuatro que ha jugado, sin mancha. Ahora ya sólo queda seguir creciendo. «Es lo que quiero, quiero seguir creciendo, quiero seguir trabajando para ser mejor jugadora cada día». La heroína sencilla.
