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Solheim Cup 2023

La heroína de Ulzama se ha tatuado un brazalete de capitana

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Carlota Ciganda es subida a hombros por el equipo europeo tras su triunfo ante Nelly Korda. © LET | Mark Runnacles
Carlota Ciganda es subida a hombros por el equipo europeo tras su triunfo ante Nelly Korda. © LET | Mark Runnacles

La figura de Carlota Ciganda se ha hecho gigante. Ni en los sueños más atrevidos de la navarra hubieran podido amontonarse tal cúmulo de circunstancias y sucesos fabulosos: comenzando por el pleno de victorias, cuatro de cuatro, y terminando por supuesto por la dramática victoria de Europa, amarrada con dos birdies finales suyos para tumbar a Nelly Korda y poner el decimocuarto punto en el casillero azul de la Solheim de España. Dos birdies fraguados en dos tirazos en los hoyos 16 y 17 de Finca Cortesín que han pasado ya a la historia del golf femenino.

Si alguna vez le faltó a Ciganda el instinto asesino, la determinación de las más grandes para rematar un triunfo legendario, esta tarde ventosa y costasoleña nos ha presentado a una jugadora verdaderamente hecha para las grandes gestas. Ella siempre fue así, tenía dentro ese fuego competitivo, pero quizá le costaba darse cuenta. O tenerlo presente a diario.

No son sólo el póker de puntos y el remate desesperado y heroico, “a la manera española”, tal y como ha señalado la capitana Suzann Pettersen, cuando Europa se había quedado sin margen alguno y los medios puntos ya no le valían para nada. Carlota se lleva mucho más en las alforjas de esta semana en Finca Cortesín. Ha sido importante, vital, dentro de las cuerdas, pero también fuera de ellas, en la trastienda del cuartel general europeo en una semana demasiado convulsa. El abrazo de Carlota con Charley Hull, minutos después de confirmarse el empate y la retención de la Copa Solheim, dice mucho si se sabe leer entre líneas. Amable, pero sólo eso, amable, si lo comparamos con los apretones que iba recibiendo y dando la española a diestro y siniestro.

Hull no ha estado a la altura, demasiado pendiente de sus números y preferencias en la estrategia de juego, hasta el punto de poner en un compromiso a Pettersen, que al final se veía obligada a alinearla sólo en tres partidos, precisamente a ella, una de las dos top ten mundiales del equipo, que más bien estaba llamada a jugar cinco partidos, es decir, todos. Ante tal panorama, aderezado con la extraña actitud de Celine Boutier, la otra top ten mundial de la escuadra, que también se enrocaba ante algunas decisiones de la capitana, fue Carlota quien dio un paso al frente. Ella no es de muchos aspavientos, y mucho menos de elevar el tono de voz o afilar el discurso, pero esta semana ha sido muy clara dentro del vestuario: equipo, equipo y equipo. Estaban allí para ganar una Solheim, no para andar todos enredados en los caprichos o enfoques particulares.

Carlota Ciganda entra en otra dimensión. Seguramente como jugadora profesional, cuando el huracán de la Solheim pase, retome su vida y las rutinas de jugadora que compite para sí misma y pueda echar mano cuando lo necesite de la experiencia atómica vivida esta semana. Pero también en el universo propio de esta competición tan especial, fuera de toda categoría. Hubo una Carlota en la Solheim antes de esta edición y de Finca Cortesín sale otra distinta. No sólo porque sus números la sitúen ya en el Olimpo del equipo europeo, sino porque se ha ganado el respeto de todo el staff. Dicho de otro modo más crudo: hasta la fecha, y a pesar de haber jugado ya cinco ediciones antes de ésta de Finca Cortesín, seguramente muchos pesos pesados del Ladies European Tour veían en la española, a largo plazo, en el futuro, a una excelente y comedida vicecapitana. Hoy, a partir de hoy, Carlota lleva ya tatuado un brazalete de capitana. Por lo que ha hecho en el campo, desde luego, pero sobre todo por ese paso al frente. Ciganda ya es una referencia sólida y respetada en el vestuario. Cuando ella hable, aunque a veces lo haga bajito, hay que escucharla…

Por último, cabe reseñar en efecto esos números que sitúan a Carlota en el Olimpo de la historia de la Solheim. Después de las cuatro victorias de esta semana su porcentaje de puntos sumados en relación a los partidos jugados supera ya el 56 por ciento, y sólo hay cuatro jugadoras con un registro mejor entre aquellas que han disputado las mismas o más ediciones. Además, con los 13 puntos que ya suma en el acumulado de sus seis ediciones, Carlota se sitúa en la octava posición histórica.

Resultados finales de la Solheim Cup 2023