Jon Rahm comenzó con una tarjeta de 66 golpes en La Quinta el American Express. Nunca se puede estar descontento cuando se hacen 66 golpes y Jon no lo estaba. Aún así, no terminó de encontrarse a gusto en el campo con su swing y tuvo que desplegar un plan B para sacar adelante la vuelta. Lo que define a un Número 1 es que en los días menos buenos también sabe hacer resultado. Recursos por doquier.
«Lo mejor del día ha sido el paseo y el resultado. Siempre es agradable jugar en La Quinta. El campo está en muy buenas condiciones, uno de los mejores del año en el PGA Tour, y si juegas más o menos bien te puedes dejar un montón de opciones de birdie. Mi swing no ha estado al ciento por ciento, pero he logrado encontrar un ajuste aquí y allá para sacar un buen resultado. Ojalá hubiera sido capaz de meter algún putt más para entregar una tarjeta todavía más baja», explicó el golfista de Barrika a modo de resumen.
Lo que más trabajo le costó a Jon fue encontrar el ritmo en los greenes. Tardó en hacerse a la velocidad de unas superficies que estaban en perfecto estado. «En los primeros hoyos no tiré buenos putts. Después conseguí sentirme más a gusto. Por los segundo nueve fue mejor. En cualquier caso, tanto en este campo como en el Nicklaus, cuando se te escapan tres opciones de birdie de unos tres metros en los primeros nueve hoyos, como me ocurrió a mí, es inevitable sentir que estás perdiendo terreno», apuntó.
Rahm tiene claro que esta semana no hay que dejar de apretar el acelerador, sobre todo en los campos de La Quinta y Nicklaus, dos de los tres que sirven de escenario al American Express. «Todo lo que no sea hacer seis o siete bajo par, es dar ventaja a otros jugadores. El Stadium course (tercer campo de la rotación) sí puede enseñar más los dientes, pero en los otros tienes que aprovechar. En este torneo el azar cuenta mucho, ya que no es lo mismo jugar un campo u otro según las condiciones. Por ejemplo, sale un día más complicado de viento y si te toca en el Stadium lo puedes pasar mal, mientras que en los otros puedes salvar el día», señaló.
El año que ganó este torneo, en 2018, Rahm también empezó en La Quinta. El de Barrika no le da mucha importancia a este dato. «Sí, empecé en el mismo campo, pero aquel año firmé diez bajo par para empezar y marchaba -16 después de dos días. No tiene mucho que ver. Este año, no obstante, los greenes están más duros y me parece que se verán menos resultados buenos», afirmó.
En cuanto a La Quinta, Rahm se deshace en elogios. «Es uno de los campos mejor preparados del PGA Tour. Siempre es un placer jugar aquí. Si tuviera que hacerme socio de uno de los tres de este torneo elegiría sin duda La Quinta. Me gusta mucho, es agradable y se respira una gran atmósfera… Ahora espero que me ofrezcan una membresía vitalicia», bromeó para acabar.
