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Francis Valera: una de esas historias que deben conocer

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Si aparecen juntas en una misma frase las palabras golf, Terramar y Suiza, es evidente que la persona de las que vamos a hablar es Francis Valera, un campeón unido a un campo de golf prácticamente desde la cuna, que hizo historia al ser el primer amateur en ganar un torneo del Challenge Tour dos años antes de graduarse, en 1995.

Francis Valera es de Sitges, pero se crió a partes iguales entre esta localidad barcelonesa y la alpina Crans Montana, en Suiza, donde su padre trabajaba de profesor y a quien iban a ver desde chiquitines los tres hermanos Valera; dos de ellos acabaron siendo profesionales de golf y, tras su paso por sus respectivos circuitos (Francis, European y Challenge Tour, y Esther. en el Ladies European Tour), terminaron en Suiza.

Con cuatro años, Francis cogió su primer palo de golf y muy pronto apuntó la gran calidad que atesoraba. Su pasión por este deporte le llevó a ser un gran amateur, con victorias en el British Boys Championship (1991) y la Sherry Cup. Ya en 1993, así de sopetón, consiguió el triunfo en el Memorial Olivier Barras, convirtiéndose en el primer amateur de la historia en ganar en el Challenge Tour: «Fue un torneo muy bonito, yo tenía 19 años y me clasifiqué para jugar el torneo por el ranking amateur. Lo jugaban profesionales del Tour y el nivel era muy bueno. El final fue un duelo precioso entre Michele Reale –un buen jugador de la época – y yo, y le gané en play-off. Después de la entrega de premios mi padre me dijo, ‘¿Qué te pasa? Pareces triste’ y le dije, ‘Sí, yo he ganado y estoy contento, pero yo me quedo con la copa y el segundo es quien se ha llevado el premio en metálico, me tengo que hacer profesional’.

El paso no fue inmediato, sino que esperó a jugar el Campeonato del Mundo por Equipos en París en 1994 y con 21 años se lanzó como una de las grandes promesas del golf español al mundo profesional. Tanto es así que desde un primer momento lo fichó IMG, le consiguió ocho invitaciones para jugar el Challenge Tour y supo aprovechar cada una de ellas. «Jugué muy bien, llegué a la Final en Portugal con mucha confianza, y la gané. Aquel año en el Challenge Tour tuve experiencias muy bonitas; recuerdo que había mucho compañerismo, nos apoyábamos mutuamente, nos ayudábamos con los problemas que pudieran surgir, recuerdo los viajes con Felíu, Sota… Viajábamos hasta doce semanas seguidas, cogíamos trenes, autobuses… jugábamos a la pocha, al mus y después de doce semanas no estábamos ni cansados. Era una época muy bonita; ahora todo es diferente, ahora los chicos juegan cinco semanas y no pueden más».

«También tuvimos otras experiencias, Felíu y yo fuimos los primeros jugadores en ser multados por borrarnos de un torneo a última hora. Íbamos así, apurando hasta el final y tratando de jugar todo, lo hacía todo el mundo, el Challenge siempre decía que iba a empezar a multar y comenzó por nosotros dos. ¡¡Recuerdo que nos sentó fatal!! Fueron 500 libras de aquella época que nos dolieron muchísimo, tuvimos una discusión tremenda con Alain de Soultrait, pero luego la cosa acabó bien. Simplemente nos tocó a nosotros, y ¡vaya si aprendimos! Como ves, no lo olvidaremos nunca».

Con ese comienzo meteórico dio el salto inmediato al Tour Europeo, donde tuvo la oportunidad de jugar con sus ídolos. «Conocía mucho a Seve porque desde que era pequeñito le seguía todos los días cuando venía a jugar a Crans-Sur-Sierre; tuve la suerte de entrenar con él y tengo muy buenos recuerdos. Cuando gané el Campeonato de España, la periodista Nuria Pastor organizó un reportaje que era un encuentro entre Seve y yo en Pedreña; estuvimos en su antigua casa junto al hoyo 8, en su taller de palos y me retocó los míos, nos teníamos mucho cariño. Cuando entraba con él en los camiones del Tour Europeo siempre decía, «a este chaval que no le falte nada». Conocí su lado más sensible, fue una gran pérdida el día que se fue».

Con José Mari Olazábal viví un momento que jamás olvidaré. Fue dos semanas después de ganar su último Masters, en el Open de Italia, allí le quieren mucho. Íbamos los dos como por el puesto 30º de la clasificación, y nos tocó jugar juntos; cuando llegué al tee del 1 había unas 3000 personas para verle salir. Yo me asusté tanto que vino a tranquilizarme, me dijo «vamos a disfrutarlo»; fue un día muy bonito.

Pero no todo fue un camino de rosas para Francis, una lesión de muñeca unida a una falta de motivación fueron motivos de peso para replantearse su dedicación al golf: «En aquel momento no sabía si seguía compitiendo por la presión exterior, o si realmente yo quería jugar. Acabé agotado y decidí irme a Mallorca y probar otra cosa, así que empecé a ser monitor de spinning en un gimnasio, donde hice otros deportes que antes no podía hacer por mi dedicación al golf. Allí estuve unos años, y un día apareció un señor por el gimnasio que me reconoció y me pidió que ayudase a su hijo, un junior; luego vinieron más niños, después sus padres, me fui animando, así que decidí volver a competir en el año 2005. Gané el Campeonato de España de la APG, la Final del Peugeot Tour y el Orden de Mérito, y volví a sacar la tarjeta para jugar en el Tour en el 2006. A partir de ese año estuve alternando el Tour con el Challenge y definitivamente dejé de competir a finales del 2011 y me vine a Suiza».

Actualmente lleva la Escuela del Club de Golf de Sion, en Valais y la compagina con la de Terramar, club al que está unido desde su infancia, preparando a las que pueden ser las promesas del futuro «en Suiza tengo una niña de 16 años que es hándicap 2 que va a dar mucho que hablar». Todo este trabajo lo completa con su faceta más solidaria, «siempre he apoyado todos los torneos benéficos pero desde que nació mi hijo con una enfermedad al poco tiempo de nacer, aún más. Fueron momentos muy duros, de esos que te hacen ver la vida de otra forma y dar importancia a según qué cosas. Ahora organizo un torneo a beneficio de niños enfermos y sus familias en el que siempre me apoyan Sergio, Jiménez…, todos me mandan material para recaudar fondos, y es un exitazo y se lo agradezco a todos ellos de corazón».

Para todos aquellos que se preparan para jugar el Challenge tiene un consejo, que comparte con sus alumnos que se preparan con ese objetivo: «Que entrenen y que se lo crean, porque esa es la única forma de llegar. Ahora está todo tan igualado que el mínimo detalle marcará la diferencia. Constancia, entrenamiento, que no bajen los brazos en los malos momentos porque el golf siempre devuelve el sacrificio realizado. Que luchen por sus sueños, y nunca los abandonen».

Francis, el chico que hizo historia en el Challenge Tour, sigue siendo la persona entrañable, el gran compañero, solidario, generoso y el gran golfista, que siempre fue. Es un placer haber tenido la oportunidad de entrevistarle en tantas ocasiones, y esta, una más.