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La infinita paz de Manassero

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Matteo Manassero. © Golffile | Oisín Keniry
Matteo Manassero. © Golffile | Oisín Keniry

El pasado 19 de abril Matteo Manassero cumplió 28 años. En Tengolf siempre hemos bromeado al respecto: el tiempo pasa para todo el mundo menos para el jugador italiano, que siempre se nos aparecía como un jovencito aspirante a todo.

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Hoy, hace justo ocho años y dos semanas, Matteo Manassero ganaba el BMW PGA Championship (26 de mayo de 2013), el mayor éxito de su carrera y su cuarto y último triunfo en los grandes circuitos. En este punto, la verdad, flaquea el mito: parece que fue ayer cuando alzaba el trofeo en Wentworth y ya va para una década de la campanada. Su tempranísima eclosión, claro, lo marca todo: en aquel momento acababa de cumplir veinte añitos y, muchos meses antes, con los 19 por bandera, incluso había coqueteado seriamente con la posibilidad de meterse en el equipo europeo de aquella mítica Ryder 2012 de Medinah.

Todo iba deprisa. Y todo iba bien.

Desde entonces y hasta hoy, como es bien sabido, el prodigio de Negrar (provincia de Verona) se ha dado mil garbeos por los infiernos del golfista. Un juego de tiralíneas que comenzaba a debilitarse, un putt de oro y diamantes que perdía brillo, las victorias que dejaban de llegar (antes lo hacían puntualmente cada año), los top ten que empezaban a escasear y los cortes fallados que se multiplicaban hasta abarcarlo todo y borrar la línea de cualquier horizonte…

¿Dónde está ahora Matteo?  

El pasado septiembre ganaba el Toscana Alps Open, del Alps Tour. Lo hacía cuando aparentemente menos se esperaba, puesto que en aquel momento llevaba sin competir diez semanas y venía antes de haber fallado todos los cortes habidos y por haber. Desde entonces no ha dejado de emitir buenas señales, especialmente en este año 2021, en el que ha disputado seis torneos y ha pasado todos los cortes, tres de ellos en el Challenge Tour, además de sumar otros dos segundos puestos en el Alps Tour.

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Todo está muy bien, qué duda cabe. Pero hay más y mejor. Quienes lo conocen bien entienden que hay otros factores de peso más importantes incluso que unos resultados que, en efecto, comienzan a enderezarse poquito a poco. Gorka Guillén, su agente de toda la vida, lo resume de este modo: “Matteo está en paz consigo mismo. No siente que tenga que demostrar nada a nadie y vive feliz con los pies en el suelo”.

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¿Fue antes el huevo o la gallina? ¿Mejoraron sus resultados cuando comenzó a ver la vida y su profesión de este modo o fue la mejora de sus prestaciones en el campo la que le ayudó decisivamente a encontrar la paz? Ni lo uno ni lo otro, probablemente. La paulatina mejora en los resultados y esa serena actitud vital son dos líneas que casi forman una sola, alimentándose la una a la otra y creciendo a la par. Si queremos ir más a lo concreto, a la parte técnica, apuntemos también que hace ya año y medio que comenzó a trabajar con James Ridyard, el mismo entrenador británico que, por ejemplo, supervisa el juego corto de Francesco Molinari, y el trabajo está ya dando frutos.

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Matteo se encuentra en Sancti Petri para disputar de manera consecutiva, a partir de este mismo jueves, el Challenge de Cádiz y el Challenge de España en el Iberostar Real Club de Golf Novo Sanctri Petri. Es posible que en un plazo de apenas quince días lo veamos asomarse ya por la zona caliente del ranking de este circuito, o al menos es una posibilidad que no debemos descartar. Pero lo verdaderamente importante es que el joven italiano (sí, sí, todavía muy joven) no se va a poner nervioso si los resultados todavía se resisten. Ha dejado atrás aquel tiempo horrible, el de las prisas asesinas por recuperar los días de vino y rosas, el de la ansiedad bloqueante. Es más, aunque parezca increíble, a día de hoy ni siquiera contempla como un objetivo real el de acabar esta temporada entre los veinte primeros de la Road to Mallorca, para obtener así una categoría decente en el European Tour.

Se admiten apuestas, en todo caso, respecto a cuándo y cómo veremos de nuevo al prodigio italiano en la primera división del golf mundial. Aunque las hagamos a sus espaldas y a él lo dejemos ahí, tranquilo, en paz y sereno, amarrado al suelo y dando los pasos de uno en uno. Al fin despacio… Para llegar más rápido.

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