– El Golf National se ha confirmado como una sede ideal. En primer lugar, por su ‘ayuda’ al triunfo europeo, dadas sus características y tal y como fue preparado, lo que no supuso ninguna sorpresa (calles estrechas, rough espeso y greenes algo más lentos que en los estándares americanos). Pero sobre todo por las posibilidades que ha ofrecido a los miles de aficionados, por su vocación de estadio, por su grada en el tee del 1, por las estampas que nos ha dejado…
– El jolgorio y la algarabía no han caracterizado precisamente a la afición francesa, que obviamente era mayoría. A la imponente grada del 1 le costaba arrancarse, por ejemplo. Pero casi ha sido mejor así. Civismo y naturalidad. Y gente pasándolo bien, sencillamente disfrutando del espectáculo.
El secreto de la Ryder de Molinari fue no situarla en el centro de todo
– A la pareja Molinari-Fleetwood hay que desearle salud y larga vida. ¿Cuántas Ryder les quedan juntos? Imposible calcularlo, quién sabe siquiera lo que ocurrirá desde hoy y hasta la edición de 2020… Pero el asunto pinta bien. El italiano cumple en unos días 36 años y está en la cumbre de su carrera, pero quienes lo conocen bien están convencidos de que este hombre ha llegado hasta ahí para quedarse una larga temporada; y el inglés tiene 27 y todavía margen de mejora.
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– Hora de ponerse una medalla con algunos lamparones. La medalla: el lunes pasado se apuntaba aquí que la pareja Molinari-Fleetwood podría ser la gran revelación de la Ryder, como así ha sido. Los lamparones: también se apuntaban las dudas acerca de si Bjorn siquiera había considerado ponerlos juntos y parece evidente que no sólo lo había considerado, sino que lo tenía muy clarito.
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– Y tras la medalla, un palo oportuno y merecido. Quienes pensaron que fundamentalmente Casey y Stenson (Sergio y Poulter parecían más claros como elecciones ‘obligadas’) iban a dar la medida exacta que se esperaba de ellos, acertaron en plenitud. No era mi caso, desde luego. La aportación de Casey el domingo con el medio punto arrancado a bocados a Koepka resultaba a la postre de importancia capital. Sigo pensando que de haber perdido los tres primeros puntos de los individuales a Europa se le hubiera escapado la victoria de un modo muy similar al de Medinah.
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– Thorbjorn Olesen: lo que ha hecho el danés es para enmarcar. Se curró como nadie su entrada en el equipo durante el año Ryder. Y luego, metidos ya en faena, disputando tan solo dos puntos y llevando el peso de la pareja durante buena parte del partido que jugó junto a McIlroy, aplastaba a Jordan Spieth sin darle un respiro en los individuales. No es que el texano haya llegado en su mejor momento, ni tampoco su récord en individuales de Presidents y Ryder es precisamente boyante, pero este punto ante el danés, en el análisis previo, casi se lo habíamos anotado antes de jugar. Si Olesen, o quien sea, te tapa la boca, ¿qué problema hay en reconocerlo? Honor y gloria para el danés.
Fotogalería | Así celebraron Sergio y Jon sus victorias en el Golf National
– Por ser ellos quienes son hay que reconocer que el balance negativo de 6-0 aportado por Tiger Woods y Phil Mickelson ha resultado definitivo para el equipo norteamericano. En su descargo hay que señalar que en cuatro de esos seis encuentros se encontraron con un huracán llamado Molinari. A eso se le llama bailar con la más fea todo el baile.
Jon empezó a ganar a Tiger con un vídeo a las 8.30 am
– El hoyo 17 de Jon Rahm del domingo, después de haber fallado un putt corto en el 16 que apretaba su marcador con Woods hasta la misma histeria, queda ya en el imaginario de la historia del golf español en la Ryder. Vaya drive. Vaya segundo disparo. Putt corto certero, cuando venía de donde venía doce minutos antes… Vaya celebración.
Sergio García vive un cuento de hadas
– Veinticinco puntos y medio. Mejor así, escrita letra a letra la cifra del imponente récord de Sergio. Para paladearlo. París, la gente, lo ha encumbrado y reconocido como lo que es. El Jefe de la Ryder.
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