Nos encontramos de sopetón con una primera jornada del US Open en la que se han batido mil récords y a mi, la verdad, me deja un poco frío. No seré yo quien diga que hay que martirizar a los jugadores, pero es cierto que en la semana del US Open uno espera un poco más de drama. Demasiados jugadores por debajo del par para ser el Grande que es, creo yo.
En este sentido, el campo, o su preparación, me han decepcionado un poco. Cuidado, que me parece un campazo y que, además, ayer también me pareció bastante justo. Pero, por ejemplo, el rough de bermuda no era tan penalizador como se esperaba en algunas situaciones. Y también me llamaron la atención algunas posiciones de bandera que no te esperas en un Grande, la verdad, bastante asequibles.
Ahora mismo me da la sensación de que el PGA de hace un mes tenía más pinta de US Open que el propio US Open, pero vamos a esperar también a ver cómo acaba la semana. Lo cierto es que, según mi punto de vista, a la USGA no ha terminado de irle bien la exploración de campos nuevos que ha ido metiendo en la rotación durante los últimos años, y me refiero a Erin Hills, donde se ganó con -16, o Chambers Bay, donde el registro ganador fue mucho más bajo, pero hubo también mucho debate y críticas a la preparación del campo.
Por último, destacar el gran debut de Alejandro del Rey y David Puig, porque luego hay que ponerse ahí y jugar por debajo del par, como lo han hecho ellos. Que no haya tanto drama como otras veces no significa que el campo fuera sencillo, que nadie me malinterprete.
