La media de calles cogidas en el PGA Tour es del 58 por ciento. Este jueves en Los Angeles Country Club ha sido del 66,6. A partir de aquí, viene todo lo demás. La USGA más blandita de la historia ha dejado un reguero de récords.
– Fowler y Schauffele han entregado las tarjetas más bajas de la historia en el US Open (62).
– Se han entregado más tarjetas que nunca de 65 golpes o menos (6).
– Es la primera vez desde 1895, fecha inaugural del US Open, que se cierra una ronda del torneo sin un resultado de 80 golpes o peor.
– La media de golpes de la primera jornada ha sido de 71,32, la más baja de todos los tiempos en un arranque. Supera, por mucho, el anterior registro que estaba en poder de Baltusrol en 1993 con 72,29.
Unas calles generosas y no demasiado duras, unidas a unos greenes firmes, pero no tanto, han propiciado este festival de resultados bajos. Un total de 37 jugadores han ganado al campo este jueves. Sólo hay tres ediciones del US Open que tuvo más golfistas bajo par en el estreno: Erin Hills en 2017 (y ya nunca se volvió allí, ni parece que se volverá) Medinah en 1990 y Pebble Beach en 2019. Pero Pebble Beach es otra cosa, es caso aparte, necesita del viento para complicarse y en jornadas de calma chicha siempre ha sido dadivoso.
La preparación del campo, unida a unas condiciones de juego extraordinarias, ya que no ha soplado el viento y el día ha estado de principio a fin plomizo y húmedo, ha hecho que incluso los que jugaron por la tarde hayan presentado una media de golpes mejor que los de la mañana, algo realmente inhabitual en el US Open. Esto es lo que han aprovechado dos de los que apuntan a grandes favoritos al triunfo: Dustin Johnson (-6) y Rory McIlroy (-5). Los dos acabaron con bogey en su último hoyo y los dos han demostrado que tienen su driver muy bien engrasado. Es decir, peligro.
Los dos se unen ya a otros nombres importantes que se colocaron ahí por la mañana como Fowler (-8), Schauffele (-8), Dechambeau (-3) o Scheffler (-3). Destacar también la gran vuelta de Sam Bennett (-3), jugador que acaba de pasarse a profesional y que ya destacó en el Masters de Augusta como el mejor amateur.
El debate ya está abierto. Hagan juego señores. A unos les gustará esta preparación y a otros no tanto. Los jugadores, en general, la aplauden, ya que la consideran muy justa, premia al que juega bien y castiga al que no va por el sitio. Sin embargo, hay otros que echan de menos una puesta en escena más complicada, que lleve un poco más al límite al jugador. Los hay que quieren más sangre, al fin y al cabo esa fue siempre la esencia de la USGA, o casi siempre.
Veremos qué ocurre a partir de ahora. No parece probable que mañana vayan a cambiar las tornas. El viento va a soplar un poco más, pero muy poco y las temperaturas se mantendrán. Lo más seguro es que haya que esperar al fin de semana para ver un giro de tuerca. Comprobaremos hasta qué punto a la USGA se le han caído los colmillos.
