David Puig (-1) puede presumir de haber jugado bajo par la primera ronda de su vida en el US Open. No crean, no muchos pueden sacar pecho con este logro. De los dieciocho españoles que han jugado este Grande, sólo cuatro llegaron a números rojos el primer día, Rafa Cabrera Bello en Pebble Beach en 2010 (-1), Adri Arnaus en Pebble Beach en 2019 (-2), Alejandro del Rey en Los Angeles Country Club en 2023 (-2) y el propio David Puig.
Este logro ya lo tiene el golfista nacido en La Garriga y tiene mucho mérito porque su vuelta no ha sido precisamente un camino de rosas, más bien al contrario. David se ha fajado de lo lindo y ha sacado toda la magia que tiene alrededor de green para salir victorioso. Ha fallado nueve greenes y ha hecho ocho recuperaciones. Estos números no están al alcance de todos en una semana normal, mucho menos cuando se trata de un US Open, una preparación que lleva al límite tu juego corto.
Sus recuperaciones han sido de todo pelaje y condición. Ha estado especialmente brillante desde la arena. Hoy se merece el apelativo de gladiador. Ha afrontado cuatro sacadas delicadas en los hoyos 4, 5, 11 y 12, todas con golpes de entre 12 y 15 metros y las ha solventado al cien por ciento. En algunas, es cierto, ha colaborado gustoso el putter, metiendo algunos compromisos de dos metros.
También ha hecho recuperaciones muy buenas desde el rough, como en el 1 para birdie o en el 16. En definitiva, un curso acelerado de cómo hay que jugar alrededor de green. «Cuando David utiliza el wedge es como si jugara con la mano», comentaba acertadamente un amigo del golfista catalán en el green del hoyo 18 cuando estaba acabando la vuelta. Es un jugador con pellizco y talento especial en esas lides. La única recuperación que se le ha escapado ha sido en el 18 y aún así se lamentaba. «Tenía el pelo a favor y no era tan complicada, pero no lo he hecho bien, me he asegurado de que saliera, pero ha salido un poco suelta», decía a Ten Golf.
Sea como fuere, su inicio bajo par es muy bueno y está contento. «En el tee del 1 sí he notado quizá los nervios de estar jugando mi primer major, pero a partir de ahí me he sentido muy a gusto y tranquilo». Como para no estarlo con ese juego corto que actúa de poderoso guardaespaldas, añadimos nosotros.
