El hombre de moda está en Wentworth con el resto de sus compañeros del equipo europeo de la Ryder Cup: Ludvig Aberg. El sueco, la gran sensación del golf en el último mes después de su triunfo en Suiza y ser uno de los elegidos por Luke Donald para el duelo contra Estados Unidos, desveló en la previa del BMW PGA Championship algunas claves con vistas a Roma. Por ejemplo, dejó entrever algunas pistas de cuál puede ser su pareja de baile en los emparejamientos en el Marco Simone. Y no sólo por quién fue su compañero de partido el pasado lunes en la sesión de entrenamiento del combinado europeo en el campo romano.
«Viktor Hovland y yo jugamos contra Rory McIlroy y Tommy Fleetwood el lunes. Ganamos en en fourballs en el hoyo 16, fue divertido», confiesa el jugador criado deportivamente en Texas Tech y que se hizo profesional a comienzos de junio. No está mal tirada esa opción de nórdicos para la Ryder, y no sólo por la alta capacidad de ambos a la hora de embocar birdies. También hay otros factores que ayudan. «Viktor y yo podemos hablar el mismo idioma. No puedo hacerlo con Nicolai porque el danés es muy difícil. Así que supongo que podemos relacionarnos entre nosotros en un nivel similar. Para mí es muy divertido estar en esos entornos y estar con esos chicos y aprender y recoger algunas cosas aquí y allá e intentar aplicarlo a mi propio juego», confiesa Aberg.
Minutos antes, Hovland, más prudente a la hora de dar pistas sobre las parejas probadas en Roma, sí admitió que «puedo leer danés con bastante facilidad, pero entenderlo es muy difícil debido a cómo lo pronuncian. El sueco es muy difícil para mí de leer, pero cuando hablamos entre nosotros, es muy fácil. Estoy muy familiarizado con el idioma. Hay muchas cosas que influyen en las parejas, pero obviamente si hablas un idioma similar y tienes una cultura similar, es más fácil llevarse bien y más fácil… Podemos hacer estrategias entre nosotros sin que los estadounidenses escuchen nuestra conversación. Aunque creo que si simplemente jugamos mejor o hacemos un mejor golf, imagino que esas cosas no deberían importar demasiado en la ecuación, pero nunca se sabe».
Suena muy bien una pareja entre Hovland, doble ganador en los dos últimos torneos de la FedEx Cup, y Aberg, el chico que está maravillando al mundo del golf en el último mes y que, según contó Edoardo Molinari, vicecapitán europeo, en Golf sin Etiquetas, empezaron a interesarse por él gracias a Thomas Bjorn, que aconsejó hacerle un seguimiento desde el año pasado.
El reciente ganador en Crans Montana se define como un chico tranquilo, que no exterioriza demasiado sus emociones ni con las cosas buenas ni con las malas, y recuerda que la última vez que lloró fue cuando el Liverpool derrotó al Barcelona en las semifinales de la Champions de 2019. ¿Y por algo relacionado con el golf? «No estoy seguro», afirma. Aunque sí reconoce que en el viaje a Roma del otro día «sí estaba emocionado por poder pasar tiempo con esos chicos a los que había visto en la televisión durante mucho tiempo. Casi tengo que pellizcarme en el brazo para darme cuenta de que estoy creando una relación con estos chicos y estoy jugando con ellos. Todos hemos visto lo que hacen en los campos de golf, pero es bastante genial ver que también son humanos».
Admira a Tiger Woods pero sobre todo a su compatriota Henrik Stenson, con quien se ha cruzado algún mensaje de texto pero tiene pendiente una conversación. Ha empezado a trabajar con el ex golfista Peter Hanson, que lo acompañará no sólo en Wentworth, también las próximas semanas… Curiosamente, justo después del BMW PGA Championship viajará a Andalucía para ver la Solheim Cup. «Sí, aprovecharé que mi caddie, Jack, irá para seguir a su novia, Madelene Sagstrom (integrante del equipo europeo) y estaremos entrenando por allí antes de ir a la Ryder Cup», revela. Hasta hace poco Aberg habría pasado desapercibido, pero seguramente en Finca Cortesín tenga que firmar unos cuantos autógrafos…
