Inicio Grandes Circuitos DP World Tour De las lágrimas de Brookline a las de Whistling Straits
McIlroy desvela la historia que compartió con el equipo en el viaje a Roma

De las lágrimas de Brookline a las de Whistling Straits

Compartir
Gareth Bale y Rory McIlroy, tras el Pro Am disputado en el BMW PGA Championship.
Gareth Bale y Rory McIlroy, tras el Pro Am disputado en el BMW PGA Championship.

Rory McIlroy sabe que es el gran líder del equipo europeo de la Ryder Cup y asume el papel con naturalidad. Le gusta arropar a los jóvenes y darles la confianza necesaria, igual que hicieron con él en su debut en 2010 los Ian Poulter, Lee Westwood, Luke Donald o Sergio García. Entre sus misiones tiene claro que también está la de contar historias. Antes, en sus dos primeras Ryder, pese a que en 2012 llegó como Número Uno del mundo, no abría la boca en el vestuario. Hoy lleva la voz cantante. Este miércoles en Londres, tras el Pro Am del BMW PGA Championship, ha desvelado la historia que compartió con todos en el viaje a Roma del lunes.

«Sí, conté una historia el lunes por la noche al equipo sobre lo que siginificó ver la Ryder Brookline en el 99 por televisión. Recuerdo que acabé llorando con la remontada de Estados Unidos y la derrota de Europa y, obviamente, lloré también en Whistling Straits en 2021. Las emociones no cambian. Sentí que había fallado al equipo. Era alguien que debía ganar puntos y no lo hice. Quién sabe si de haber jugado bien yo el resultado de la semana hubiera cambiado. Es una sensación diferente cuando juegas para otros. Quieres hacerlo bien por ellos. Sentí que no lo había hecho y que no había dado una buena imagen de mí mismo, y eso me dolió, al igual que el marcador. También era la primera vez que me dejaban fuera de una sesión de la Ryder Cup. Hubo muchas cosas que… fue una semana difícil para mí. Pero esa emoción fue real. Era verdad. Es, con diferencia, la mejor experiencia deportiva y estar codo con codo con tus compañeros de equipo en un entorno como ese es, creo, el epítome de lo que es la competición y el deporte», explica.

De unas lágrimas a otras. McIlroy tiene ganas de revancha en Roma y así se lo ha transmitido a sus compañeros, aunque confía en que, pese a su condición casi natural de líder, el resto del equipo sepa verlo como uno más. «Todos formamos parte de un equipo de 12 hombres y todos intentamos aportar nuestro granito de arena, desde luego nadie es más importante que nadie. Creo que los vicecapitanes, capitanes y veteranos del equipo hacemos un esfuerzo consciente por ser inclusivos y asegurarnos de que los más jóvenes y los novatos participan en todo lo que hacemos».

El lunes en el Marco Simone jugó por primera vez en su vida con Ludvig Aberg. Tenía ganas de hacerlo. Sus expectativas no sólo se confirmaron, sino que incluso fueron superadas. «Lo primero que le dije es que hacía tiempo que tengo tenía ganas de jugar con él. Superó lo que había oído o visto. Todo el mundo habla de lo bien que le pegar al driver, y es verdad. Su golpe de bola es increíble. Pero me impresionó mucho su juego con los wedges y cómo puede controlar la trayectoria con los palos más cortos. Ya estaba subido al carro de Aberg y ahora si hace falta soy capaz de conducir ese carro», señala.

McIlroy se refirió también a uno de los hombres claves en el equipo de la Ryder Cup, en esta ocasión de los que están ‘por dentro’. Nos referimos a Edoardo Molinari y su papel crucial. «¿El gurú? Ha profundizado mucho en las estadísticas en términos de emparejamientos para fourballs, para foursomes, preparación del campo, lo que nuestro equipo en conjunto hace bien y lo que su equipo hace bien; cómo podemos prepararnos para el éxito de cualquier manera posible. También ha establecido una relación muy estrecha con algunos jugadores en los últimos años porque se encarga de algunas de las estadísticas de ciertos jugadores. Los jugadores confían en él. A veces hay que tomar los números con pinzas, porque no cuentan toda la historia ni la imagen completa, pero Edoardo no sólo es un estadístico, sino alguien que ha jugado la Ryder Cup y que sigue estando a un buen nivel competitivo. Creo que la combinación de todas esas cosas genera una gran confianza en que él. Sabe de lo que está hablando y que la información que nos da es buena», explica.

Rory destaca igualmente la importancia de esta Ryder Cup por el momento que vive el golf actualmente. «Siento que es un poco como la edición 150º del Open en St Andrews el año pasado, donde todo ese ruido desapareció durante los cuatro días que estuvimos jugando. Sí, hay torneos más grandes y más importantes que todo eso, y obviamente la Ryder Cup está en lo más alto de la lista. Al fin y al cabo, se trata únicamente de competición y de deporte».

Por último, tuvo palabras hacia Gareth Bale, con quien ha jugado el Pro Am hoy en Wentworth. Sí, es muy bueno, pero de ahí a competir en el Circuito Europeo, por ejemplo, va un trecho. Otra cosa distinta es si se prepara para jugar el circuito senior.  «He disfrutado jugando con él. Le pega bien. Le pega muy bien. Tiene un swing muy bueno. Necesitaría arreglar un par de pequeñas cosas alrededor del green. Somos socios del mismo club, así que jugaré al golf con él la semana que viene. Es un buen jugador. Probablemente, es un golfista de bajo nivel. Tiene margen de mejora. Todavía le queda un poco de tiempo hasta que cumpla los 50 si quiere participar en el Senior Tour, pero sí, es un buen golfista y lo hemos pasado bien ahí fuera».