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Crónica de la vuelta de Rahm en la segunda jornada del BMW PGA Champioship

Jon le da la vuelta a una situación que era mucho más que enrevesada…

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Jon Rahm durante la segunda jornada del BMW PGA Championship 2023. © Golffile | Fran Caffrey
Jon Rahm durante la segunda jornada del BMW PGA Championship 2023. © Golffile | Fran Caffrey

Jon Rahm (-6) ha presentado ‘oficialmente’ su candidatura al triunfo en el BMW PGA Championship después de firmar una tarjeta de 67 golpes en la segunda jornada, resultado que de momento lo ha dejado a las puertas del top ten y a sólo tres golpes de los líderes provisionales (Meronk, Kawamura y Detry, los tres con -9), aunque a la espera de lo que ocurra en el turno vespertino de juego, donde algún jugador todavía podría llevar el liderato un poco más lejos. Sea como sea, es un hecho que el español se ha metido ya en la zona caliente de la tabla y podrá luchar por la victoria.

Un 67 en Wentworth siempre es un resultado importante, desde luego mucho más que decente e, incluso, sobresaliente. Pero un 67 en Wentworth después de arrancar con doble bogey en el hoyo 1 y añadir un bogey más en el hoyo 3, es decir, con un parcial de tres más en los tres primeros hoyos, es sencillamente una gesta. Y así lo ha hecho Jon, que se metía en un buen lío nada más comenzar la ronda, fallando un golpe detrás de otro; que además se dejaba por el camino una buena opción de birdie en el hoyo 2 y que de nuevo volvía a errar en el 3, tanto desde el tee, como luego en el green…

El asunto se le había puesto muy feo. Ni el juego estaba fino ni disponía de un colchón suficiente como para pensar que lo suyo, a partir de aquel momento, no fuera otra cosa que luchar y luchar, remar y remar, por salvar el corte. Terminaba, sin embargo, rozando el eagle en el 18, para redondear ese acumulado de -6, con un parcial de ocho menos en los últimos quince hoyos del recorrido inglés.

Por el camino hubo un poco de todo. Por ejemplo, un eagle imperial en el 4, hoyo en el que tiene un resultado histórico de -10 en nueve vueltas. Y también dos pares de locura en los hoyos 5 y 6 (aquí, en el 6, embocaba un globito desde el rough precisamente para salvar el par). Una vez pasado ese primer tercio de la vuelta, tan irregular como desquiciante, Jon iba a encontrar el equilibrio, la consistencia. Y el toque en los greenes, a pesar de errar un putt corto de birdie en el 8.

Un tirazo en el 11. Otro tirazo en el 14, par 3. Birdies casi dados y un Jon Rahm que carburaba como hacía tiempo no se le veía, salvando con limpieza los pocos problemas en los que se metía. Su juego, desmadejado de inicio, ganaba y ganaba firmeza según pasaban los hoyos, muy fiable desde el tee (tan solo fallaba la calle del 16 en los dos últimos tercios de la ronda). No era tan sencillo darle la vuelta a la situación, más bien todo lo contrario, teniendo en cuenta de dónde venía el de Barrika, de aquellos play offs de la Fedex tan frustrantes, sin chispa, y de una primera vuelta esta semana que mantenía aquella dinámica gris. Pero nadie tiene más fe en Jon Rahm que el propio Jon Rahm, afortunadamente. A ver: no es que  anduviera metido en un pozo sin fondo, pero seguro que él mismo habrá resoplado de alivio hoy en Wentworth al acabar la vuelta. Quizá, en unos días, unas semanas, sea posible establecer un antes y un después de esta segunda jornada. Al menos, es razonable pensarlo. A tipos como él sólo les hace falta un soplo de confianza para subirse a la chepa de cualquier torneo. Y hasta ganarlo.

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