Oliver Bekker (-11) es el líder del Catalunya Championship a falta de 18 hoyos. Se salvó de la tormenta la tercera jornada y se pudo completar sin incidentes antes de las tres de la tarde. Bien por Miguel Vidaor, director del torneo, el DP World Tour y toda la gente que trabaja esta semana en el PGA Catalunya.
Bekker saldrá mañana con dos golpes de ventaja sobre Laurie Canter (-9) y tres sobre Lorenzo Gagli (-8) y Edoardo Molinari (-8), los auténticos artistas del ‘moving day’. Han entregado dos tarjetas de 65 y 66 golpes y se han metido de lleno en la pelea por ganar el torneo.
También hay que meter ahí, en el saco de los candidatos, a Adrian Meronk (-7), una vez más arriba, Ryan Fox (-7) y a todos los seis bajo par, entre los que están Bernd Wiesberger, Jeff Winther, Richard McEvoy y los españoles Iván Cantero y Pablo Larrazábal. Da la sensación de que la victoria debería estar entre estos once jugadores.
Nada más firmar sus tarjetas, Larrazábal y Cantero tocaban a zafarancho de combate. Los dos son conscientes de que necesitarán este domingo una vuelta muy baja, pero también tienen claro que lo pueden hacer. Ven el 65 de Gagli a tiro… Y un 65 puede ser sinónimo de victoria.
Cantero ha vuelto a jugar un golf de muchos kilates. El resultado de 71 golpes no hace verdadera justicia a su demostración de tee a green. Sus primeros doce hoyos han sido sensacionales. Se le ha escapado el tiro del 8, par 3, que ha terminado en búnker más fruto de la adrenalina que otro cosa, porque el golpe era muy bueno, y la salida del 10, que terminaba en el rough de la izquierda. Nada más. El resto ha sido de manual.
Realmente, Iván se ha dejado la gran vuelta en los greenes. Cierto es que ha metido un putt muy bueno de birdie de unos seis metros en el hoyo 6, pero después se ha dejado opciones claras en el 5, para birdie desde menos de tres metros; en el 7, para birdie desde menos de dos metros y le ha hecho corbata; en el 8, desde menos de dos y se le ha escapado para par; en el 9 desde dos y medio y le ha hecho corbata para par; en el 11, desde unos cuatro metros y ha hecho tres putts y en el 15 le volvía a hacer corbata para eagle…
El parte de guerra es tremendamente descriptivo. Está claro que todas no se van a meter, pero con la mitad de esas estaría compartiendo ahora mismo la segunda posición. Más allá de estas cuentas que bien podrían ser las de la lechera del cronista, lo más positivo es que quitando el del hoyo 11, no han sido malos putts. Podrían haber entrado perfectamente. Es más, en líneas generales ha pateado bien. Son esos detalles…
Mientras, Larrazábal ha tirado hoy más de sus recursos alrededor de green. No ha estado tan fino con su juego largo, ha sufrido más, pero ha solventado la vuelta con un 69 muy bueno y un solo bogey. Otro bocado en la clasificación y ahí está colocado, a cinco golpes del liderato, donde más le gusta. Su juego corto hoy ha brillado con su magia habitual. Hay que hacer muchas cosas bien para estar en este campo con sólo tres bogeys en 54 hoyos y había enlazado una secuencia de 37 hoyos sin bogeys.
Cantero y Larrazábal aún tienen una oportunidad y lo saben. Lo que les convierte en rivales muy peligrosos es que no tienen nada que perder. Es la actitud con la que afrontan la última vuelta. Ni a uno ni a otro les va la vida en la victoria. Es obvio que a Cantero le cambiaría de repente su futuro, pero tiene claro que su sitio es el Challenge Tour, que ahí es donde tiene que dejarse los dientes para acabar el año entre los 20 primeros y observa este domingo y la opción de ganar como un regalo caído del cielo. Si llega, fenomenal, y si no, a pensar en el Challenge de Sancti Petri con la confianza de que el juego está en su sitio.
En cuanto a Pablo no hace falta ni el comentario… Viene de ganar la semana pasada y su temporada está más que encarrilada. No es un triunfo que le vaya a suponer un cambio brutal en su carrera, pero tiene ganas de jarana. No lo dice, pero las tiene. «El hambre sigue estando ahí», ha soltando antes de irse a descansar.
Bekker se enfrenta este domingo a una prueba de fuego. Es un veterano de 37 años y aún no ha ganado en el DP World Tour. Sí tiene seis triunfos en el Sunshine Tour sudafricano, pero no toca plata desde 2017. Está jugando de cine, en el mejor momento de largo de su carrera, pero habrá que ver cómo lidia con la presión en la última jornada. Su vuelta hoy dio un giro de 180 grados con un chip para birdie embocado en el hoyo 10. La situación llamaba al bogey y se fue con birdie. Después, remató el día con un gran eagle en el 16, embocando un putt de unos ocho metros.
Laurie Canter, por su parte, ha salvado el sábado de alguna manera. No es poca cosa a la vista de sus resultados este año. No ha conseguido bajar de 70 golpes, pero es un magnífico balance. Se deja las puertas abiertas. También busca mañana su primera victoria y, como Bekker, podríamos decir que sus carreras la necesitan. Más presión a la mochila. No hay nadie que dude de que Canter acabará ganando algún día, quizá mañana, pero hasta ahora ha demostrado que no se encuentra del todo cómodo en estas situaciones.
