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Se cumplen cuatro décadas del debut del jugador español en el Circuito Europeo

Olazábal aún tiene sudores fríos con la Química 40 años después

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José María Olazábal
José María Olazábal bromea con Fred Couples en una ronda de prácticas en el pasado Masters.

En pie. José María Olazábal Manterola está de celebración. El jugador de Fuenterrabía festeja nada más y nada menos que los 40 años de su debut en el Circuito Europeo. Palabras mayores para un grande del golf y del deporte español, un hito más en la prolífica y monumental carrera de este referente patrio que recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2013.

Fue el 21 de abril de 1983 cuando Olazábal pinchó la bola por primera vez en el tee del 1 en un torneo profesional. Era el Cepsa Madrid Open en Puerta de Hierro. No olvida Chema, cuatro décadas después, la nerviosera, lógico en un pipiolo de 17 añitos rodeado de las megaestrellas europeas del momento: «Lo jugué de invitado como amateur, pero no sabía que fue mi estreno en el Circuito Europeo, madre mía», sonríe el vasco. «Recuerdo es que estaba como flotando porque era un torneo de los buenos, de los primeros de la temporada y jugaba todo quisqui. Y en el campo de prácticas mirabas a un lado y al otro y veías a Severiano, a Manolo, a todos los españoles, a los británicos e iba alucinando. Estaba muy nervioso en el par 3 del hoyo 1, ¡buah! No se me olvida el chute de adrenalina por la presión que sentí», rememora Olazábal.

No pasó el corte Jose Mari, cuya memoria se desvanece cuando se le pregunta con quién jugó, tras un 75 y un 80 en una cita que se adjudicó el escocés Sandy Lyle, con Seve Ballesteros y Antonio Garrido compartiendo la tercera posición. «Me temblaba todo», insiste.

Entonces, siendo un mocito, no sabía aún que se convertiría en profesional, aunque poco después tomó la determinación de intentarlo, con una condición impuesta por su madre: «Tomé la decisión con 18 años después de ganar los tres títulos del British amateur y algunos internacionales. Me acuerdo perfectamente que se lo comenté a mi madre y me dijo: ‘Vale, de acuerdo, si quieres dedicarte a eso, fenomenal, pero primero tienes que acabar COU’. Y, como me habían quedado dos asignaturas pendientes, tuve que hincar los codos», cuenta.

Lo pasó tan mal Olazábal con esas dos materias que aún bromea con los disgustos que le dieron en aquel momento: «Me presenté con 19 a los exámenes y las saqué, me pasé a profesionales en verano de ese año y jugué la Escuela del 85. Una era Lengua, que la profesora me tenía manía, y la otra Química. Qué sudores fríos pasé con Lengua, fíjate si lo pasé mal, esto lo he contado en petit comité, que jugando ya en el Circuito Europeo en el 86 hubo dos o tres veces que me desperté bañado en sudor porque tenía pesadillas con que estaba haciendo los exámenes de Lengua y de Química y me suspendían. Y yo les decía a los profesores que no iba a seguir estudiando, que me iba a dedicar al golf profesional y ya está. Pero me seguían diciendo que nanai y con la tensión me despertaba bañado en sudor y los primeros tres segundos eran de ‘me cago en la mar’ y de repente empezaba a ubicarme, una vez fue en Suiza y otra en Alemania, y cuando me daba cuenta de dónde estaba decía: ‘Joder, qué alivio’. Para que veas cómo lo pasé”.

No salió un lingüista ni un químico, menos mal, porque Olazábal no sólo cumplió su sueño de dedicarse por y para el golf, sino que se convirtió en uno de los más grandes, discípulo de Severiano, con dos triunfos en el Masters de Augusta, 23 victorias en el DP World Tour, cuatro triunfos en la Ryder Cup como jugador (en siete participaciones) y uno más como capitán en la legendaria remontada de Medinah en 2012. Insistimos, todos en pie porque don José María Olazábal Manterola está de celebración por los 40 años de su debut en el Circuito Europeo.