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Declaraciones del sueco tras ganar el Omega European Masters

El martillo de Thor metido en una burbuja

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Ludvig Aberg posa con el trofeo de campeón del Omega European Masters y la chaqueta roja.
Ludvig Aberg posa con el trofeo de campeón del Omega European Masters y la chaqueta roja. (© Golffile | Mateo Villalba)

Los números no engañan. Ludvig Aberg ha ganado el Omega European Masters con un juego largo prodigioso. Ha sido el tercer mejor jugador del torneo desde el tee y el segundo mejor en los tiros a bandera, con un porcentaje de más del 80 por ciento de greenes en regulación. La impresión que ha dejado el joven sueco de 23 años es que falla muy poco y es una maza de tee a green. La maza de Thor, por supuesto.

Sin embargo, si rascamos un poco más en su actuación en Praga hace una semana y, sobre todo, estos días en Suiza, hay un aspecto de Aberg que llama bastante más la atención que su driver o sus hierros. Nos referimos a su actitud en el campo, al temple que transmite. Esto viene de fábrica. No olvidemos que el chico se hizo profesional hace hoy 75 días y no se podía jugar al golf con más presión este domingo. Es la maza de Thor metida en una burbuja.

Aberg se ha mostrado especialmente satisfecho de ese aspecto, de cómo se ha manejado con la presión que había. «No lo sé, pero sí me podía imaginar que una victoria me colocaría en una buena posición (de cara a la Ryder Cup). He hecho un buen trabajo para no pensar demasiado en ello. Me lo recuerdan mucho, pero una vez estoy en el campo de golf, soy únicamente yo y el golf. He hecho un buen trabajo para evitar que no me afecte demasiado. Por suerte, hoy he podido terminar bien y ganar el torneo», ha asegurado al poco de acabar en Crans Sur Sierre.

El golfista nórdico irradiaba felicidad tras cosechar su primera victoria en apenas nueve torneos desde que se hizo profesional. «No sé ni por dónde empezar, es una sensación bastante surrealista, la verdad. Obviamente estoy muy, muy feliz. Siempre he creído que era capaz de hacerlo, pero lograrlo es genial. Es una prueba de que estoy haciendo las cosas bien. Ganar cualquier torneo es muy divertido, pero hacerlo tan rápido (como profesional), estoy encantado».

Para Aberg hay tres momentos claves en su victoria de este domingo en los Alpes: hoyos 14, 15 y 17. «Estaba en la calle en el 14 y oí un gran rugido en el 13, pensé que él (Fitzpatrick) había hecho birdie. Obviamente, en los pares 5 del 14 y el 15 es bastante factible llegar de dos. En el 14 metí un buen putt de algo más de dos metros y ese fue un gran momento para mí. Necesitaba controlar los pares cinco y, por suerte, hoy lo he conseguido. Después, mis dos golpes favoritos han sido el segundo del 15 y el del 17. En el 15 desde el rough pegué un hierro cinco tan fuerte como pude y salió justo en la línea».

Y volviendo a la Ryder Cup, sería un sueño hecho realidad. Se lo pueden imaginar. «Significaría mucho (entrar en el equipo). Como joven golfista que crece en Suecia, esos son los torneos en los que quieres participar. Si alguna vez tengo la oportunidad de participar, me encantaría. Sería genial». Pues ve calentando, Ludvig, que sales…