Pues no, no parece que Sergio García (-6) vaya a ganar el Slync.io Dubai Desert Classic por segunda vez. Un club, el de los ganadores múltiples en esta plaza, que sólo tiene cuatro miembros: Ernie Els (3), Tiger Woods (2), Rory McIlroy (2) y Stephen Gallacher (2). La escueta lista, como se ve, es casi de dibujos animados.
Y no lo parece porque el español va a salir el domingo a seis golpes del líder, Justin Harding (-12) y con un nutrido grupo de grandes jugadores por delante, entre los que se encuentran nombres tan ilustres como los de McIlroy, Fleetwood, Van Rooyen, Casey, Hatton, Westwood e incluso el de un ‘principiante’ como Harrington, además de los ‘outsiders’ de turno de esta semana, que están dando la cara mucho y bien, comenzando por el líder y siguiendo por los Zanotti, Meronk o Bland.
Demasiada tarea por delante como para considerar un margen interesante de posibilidades de Sergio. Por si acaso, no lo descartemos al ciento por ciento después del notable esfuerzo que ha hecho hoy el español por volver a meterse en el grupo de los serios aspirantes. Al fin y al cabo, su 69 de hoy en el Majlis course del Emirate Golf Club ha sido el segundo mejor resultado del día, aunque lo hayan firmado unos cuantos jugadores, todos por detrás del 68 tempranero de Lowry.
Esta es la cuestión. El campo está jugando sus bazas con seriedad y exigencia. Las calles estrechas, aliadas con un viento picantón, y los greenes firmes no dan tregua. Así que tampoco sería una sorpresa morrocotuda que el resultado ganador de mañana fuera similar o idéntico al que luce ahora mismo en lo alto de la clasificación. A partir de aquí, ¿podría Sergio entregar un 66, por ejemplo, para asomarse siquiera a la opción de un desempate? García cree que sí es posible, aunque reconoce que casi tendría que rozar la perfección y que además no lo hiciera ninguno de los jugones que lleva por delante.
No es nada atrevido puntualizar que hoy sábado Sergio no ha estado tan lejos de acercarse más o clavar esos guarismos de 66 o 67 golpes. Su golf de tee a green se ha parecido mucho más al del jueves (67) que al del viernes (74) y sólo resta por comprobar si guarda en el vestuario una versión todavía más fina. Eso, y también si es capaz de darse más alegrías en los greenes. De los doce jugadores que lo preceden en la tabla, todos a excepción de Bernd Wiesberger y Tyrrell Hatton, han convertido más (o muchísimas más) opciones de birdie desde tres metros o más distancia en los 54 hoyos que se llevan disputados. Sergio sólo suma tres, así que sale a una por ronda. El líder, Harding, para hacernos una idea, suma ocho. Rory de momento está en cinco, las mismas que Fleetwood, Casey o Van Rooyen; Westwood se ha ido ya a nueve…
Más allá de las odiosas comparaciones, de nuevo tenemos la sensación de que Sergio exprime mucho menos que la mayoría su juego de tee a green. Pero en todo ese asunto, que no es nada nuevo, encontramos esta semana algo más que una rendija de ventilación: el español realmente está pateando muy bien los putts de media y larga distancia, con las lógicas excepciones. Él además lo siente así, por lo que su confianza no se ha resquebrajado. Simplemente, no hace más que pegar en el poste, en lugar de llevarla a la red. Hoy se ha dejado por el camino algún putt realmente corto, con especial mención para el del hoyo 8, que ha hecho daño, sobre todo después de embocar uno mucho más complejo y largo en el 7, pero el jueves lo vimos imperial en esta parcela…
Y su actitud está siendo modélica. Paciente y concentrado, así ha ido por el campo en todo momento. El sentido común dicta que Sergio necesita mañana un portento de vuelta para subirse de nuevo a la chepa del torneo. Pero no un milagro, dicho lo dicho y visto lo visto. De todos modos, cuaje o no cuaje el ataque profundo y sostenido, el castellonense no quiere perdonar ni un solo puesto que pueda ganar. Así lo decía al finalizar la vuelta: todo cuenta, hasta la última décima del ranking mundial que pueda arañarse.
