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Ras de hierba de la segunda jornada del Sentry Tournament of Champions

Pinceladas impertinentes de la segunda jornada en Hawai

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Scottie Scheffler. © Golffile | Ken Murray
Scottie Scheffler. © Golffile | Ken Murray

– Scottie Scheffler anda desconsolado. Ayer hablaba de su madera 3 Nike VR Pro, caída en acto de servicio hace unos días mientras entrenaba en Dallas, como si se tratara de una mascota fiel. Y sin el ‘como’, pues llevaba junto a ella desde 2011, ‘se entendían’ a la perfección y reconocía que el suceso le había afectado tanto como perder a un perro… No obstante, Scheffler se cascaba ayer un notable 66, siete menos. La vida sigue, hay que aprender a pasar página y el tiempo de duelo por un palo que ya no se fabrica no debería irse nunca más allá de las 24 o 48 horas…

Jon no quiere saber nada de paréntesis o tiempos de adaptación

Pongámonos a hacer algunas cuentas, asumiendo que las condiciones de juego por el viento van a ser bastante similares a lo que ya se ha visto en el Plantation course. Esto es, la brisa sube en intensidad a lo largo del día, pero sin superar casi en ningún momento los 22 kilómetros por hora. O lo que es lo mismo: se van a seguir viendo muy buenos resultados. Si acaso, el domingo podría soplar un poco más. Los chicos del PGA Tour estiman un resultado ganador en torno al -25, registro que le complicaría demasiado las cosas a Sergio (-8) y también exigiría mucho a Jon Rahm (-10). Ya veremos, quizá baste llegar a -23…

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Pero en estos casos es mejor ir por partes, ronda a ronda, y hacerlo con honestidad, teniendo en cuenta dónde está el liderato (-14) y cuántos jugadores se interponen (nueve en el caso de Jon, 21 en el de Sergio): para llegar al domingo con opciones serias y reales Sergio necesitaría este sábado algo así como el mejor resultado del día, por debajo de los 65 golpes, y a Jon podría servirle el 66 que firmaba ayer…

Y ahora abramos un poco la mente, como siempre tratamos de hacer. Si se puede ganar, mucho mejor, pero esta semana ya sería gratificante ver a los dos españoles ahí arriba, rondando el top 5 por ejemplo.

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– Dustin Johnson pasó del 71 del jueves al 65 del viernes sin hacer nada del otro mundo, según él. Es más, asegura que el juego de tee a green fue muy parecido. Los greenes en regulación así lo demuestran (quince cada día) y en la estadística de proximidad a bandera ambas jornadas salen muy similares, ciertamente. Pero quedémonos con un dato: en 36 hoyos el de Carolina del Sur ha convertido once birdies y diez de ellos desde distancias que no superaban el metro y medio. Es más, el más largo que ha metido para birdie apenas sobrepasaba los dos metros de distancia. Con todo y con eso, ahí lo tenemos en la misma segunda línea amenazante de la tabla en la que se encuentra Jon Rahm. Veremos hasta dónde llega el mozo si empieza a enchufar de media y larga distancia…

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Vaya, vaya con el partidito de Daniel Berger y Collin Morikawa. Entre los dos sumaban en la segunda ronda 17 birdies y un solo bogey y juntos, casi de la mano, se aupaban a la segunda posición de la clasificación después de firmar sendas tarjetas de 65 golpes. Berger desvelaba al acabar, además, un detalle de lo más curioso: ambos jugadores, en situaciones y condiciones similares, tal y como suele ocurrir yendo en el mismo partido, hacen distancias muy similares o pegan palos muy parecidos, por no decir iguales, así que reconocía que el espionaje a la bolsa del otro había sido moneda corriente, poco más o menos…

A ver, expliquemos esto con detalle. El reglamento no permite a un jugador o caddie dar abiertamente este tipo de información (el palo que se ha escogido para pegar un golpe) a sus compañeros de partido. A partir de aquí hay caddies o jugadores más puñeteros, digámoslo así, que tapan la bolsa con la toalla, por ejemplo, para que no puedas asomarte a ver qué palo ha sido el escogido… Obviamente, nada de esto ocurrió ayer en el partido de Berger y Morikawa.

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Cuando Thomas pasó por el meridiano de la vuelta con un parcial de cuatro menos pareció que iba a dejar fuera del radar a muchos jugadores llevando el liderato, quién sabe, hasta -16 o -17. No eran sólo los birdies que estaba haciendo, muchos, sino la sensación de poderío que daba su juego de tee a green. Es más, había sumado cuatro birdies por la primera mitad del Plantation course, pero bien podían haber sido seis o siete, sin exagerar nada. No tenemos nada contra Thomas, más bien todo lo contrario, pero se agradece que aflojara por los segundos nueve. Hay partido, señores.

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