Billy Horschel (-13) ha salido hoy disparado rumbo hacia su séptima victoria en el PGA Tour. El de Florida, de 35 años, firmaba hoy una monumental tarjeta de 65 golpes el Muirfield Village para encaramarse a lo más alto de la tabla y mañana, además, saldrá con cinco golpes de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores, Cameron Smith (-8) y Aaron Wise (-8).
De alguna manera, claro, nos recuerda a lo que ocurría el año pasado, cuando Jon Rahm entregaba un 64 el sábado y disponía de una ventaja de seis golpes justo antes de enterarse de que había dado positivo en Covid y no podría salir a jugar la ronda definitiva. La elemental diferencia entre una y otra situación es que Horschel sí que va a poder salir a defender su renta… Un año antes, en 2020, Jon también dejaba casi sentenciado el torneo gracias a una tarjeta de 68 golpes el sábado, la mejor del día en una jornada muy dura, en la que sólo hubo dos registros por debajo de setenta golpes, que le procuraba una amplia ventaja de cuatro golpes.
Billy ha sido el mejor en un campo del que se esperaba todavía más resistencia. A ver, esto merece una explicación. No es que Muirfield Village haya sido un vergel de birdies y tarjetones, pero al fin y al cabo casi la mitad de los jugadores han cerrado registros por debajo del par y hasta doce de ellos se han movido por debajo de los setenta golpes. En todo caso, la actuación de Horschel ha sido de Matrícula de Honor: mejor resultado del día, tarjeta libre de bogeys y pleno control del juego y de la hoja de ruta, sacando los birdies en los cuatro pares 5 del recorrido con aparente facilidad (sólo aparente: no se regalan) y arrancando por el hoyo 1 con un birdie ‘bonus’, pues embocaba un chip desde el rough.
No parece Horschel un tipo que vaya a arrugarse el domingo, la verdad. Y es muy probable que le baste una ronda al par del campo para ganar, e incluso podría valerle un 73 y hasta un 74. Porque hay una realidad que conviene tener en cuenta de cara a la última ronda: es verdad que casi la mitad de los jugadores han ido por debajo del par el sábado (33 de 70, más de un 47 por ciento), pero de los últimos siete partidos (catorce jugadores), esto es, de los grupos que han salido en la última hora, tan solo cuatro jugadores han ganado al campo (Horschel, Wise, Vegas y Molinari). Cameron Smith (-8), líder al inicio del día, no conseguía doblegar la resistencia de Muirfield Village, por ejemplo. Todo ello sin duda significa que la vuelta de tuerca en la dificultad del campo, sobre todo en lo que respecta a la firmeza de los greenes, se va dando a lo largo de la jornada, y que mañana, incluso, todavía veremos zonas más pardas e insurrectas.
La cuestión es si esta encrucijada favorece o no a un líder tan destacado. Por un lado, parece claro que los piñazos estarán a la orden del día; por otro, también parece evidente que será más complicado asistir a una gran remontada viniendo desde atrás. Por ejemplo, la que sin duda intentará protagonizar Patrick Cantlay (-6), el defensor del título, que hoy arrancaba con un doble bogey y terminaba firmando un 69.
