Tiger Woods se lo pasó como un niño en la primera jornada del Genesis Invitational. Lo sufrió, tuvo nervios como hacía tiempo, pero también lo disfrutó bien acompañado por Justin Thomas y Rory McIlroy. La vuelta ha merecido la pena pase lo que pase este viernes. «Lo echaba de menos», reconocía al acabar su ronda con una sonrisa de oreja a oreja.
Tiger Woods, con 15 Grandes a sus espaldas y 82 victorias en el PGA Tour, admitió que estuvo muy nervioso durante todo. «Iba todo el rato tratando de calmarme. Soy muy capaz de simular la competición cuando estoy en casa, lo he tenido que hacer muchas veces por mis lesiones, pero no hay nada parecido a la adrenalina que se siente cuando estás aquí. De hecho, he pegado varios golpes que han ido más largos de lo que esperaba. Joey (La Cava, su caddie) hacía mucho tiempo que tampoco me veía pegar bolas y nos hemos tenido que ir adaptando sobre la marcha», explicó.
Tal fue la tensión de Woods en su regreso que tuvo que hacer un esfuerzo importante para no dejarse llevar por el ambiente. «El público ha estado increíble, nos ha mostrado un apoyo total a los tres durante toda la ronda. De hecho, me duele porque creo que no los he correspondido como debía, pero es que no podía, tenía demasiadas cosas en mi cabeza y tenía que ir concentrado. Tenía que ir decidiendo todo, el viento, las líneas, el tipo de golpe que quería pegar… Para estos chicos es lo habitual, pero yo hacía mucho tiempo que no lo hacía y no me podía despistar», apuntó.
El tobillo terminó dolorido, pero aguantó bien, mejor que en otras ocasiones. Eso es, quizá, lo que más contento puso a Tiger. «Las últimas veces que he competido he sentido que me costaba mucho acabar las vueltas. Después del bogey del hoyo 12 me he propuesto acabar bien. Le he dicho a Joey: «vamos a poner esto en marcha». Lo primero que hice fue pegar una salida muy mala en el 13, así que no sabía muy bien cómo lo iba a conseguir. Quería acabar al menos con un birdie, ojalá bajo par, pero acabar con tres birdies consecutivos ha sido fantástico».
En este sentido, Woods relató las risas con Thomas y McIlroy en el hoyo 18. «Queríamos acabar bien. Justin metió un putt de birdie muy bueno. Después de eso, yo no quería ser el típico anfitrión idiota que falla el suyo corto después de hacer dos seguidos. Y una vez lo emboqué yo, la presión era para Rory. Él ya no podía fallar. Estuvo muy bien que lo metiéramos los tres y nos reímos. Ha sido magnífico poder jugar con estos dos grandes tipos y amigos», señaló.
Tiger mantiene, y así se lo ha demostrado también en esta primera jornada en Los Ángeles, que está para competir por todo siempre y cuando se den las circunstancias adecuadas. «Llegará el momento que ya no pueda hacerlo, pero de momento sé que puedo ser competitivo y pelear por ganar en el campo de golf adecuado, por ejemplo, en este, que permite tiros bajos y rodar la bola porque está duro. Sería mucho más duro para mí en un campo mojado en el que hay que ir pegando bombas. Depende de cómo esté preparado», remató.
